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Ellos buscan "ocupar" su propio hogar

Conozcan a los 4 de Menlo: Los cruzados por la justicia en Los Ángeles que no entran en la descripción de moda del "manifestante" de la revista Time


Por Paulina González
Reportando desde Los Ángeles

19 de diciembre 2011

Cuando la revista Time, en su edición del 2 de enero de 2012, nombró al “Manifestante” como la persona del año, su portada mostró un dibujo de Shepard Fairey de una mujer del movimiento Ocupa con un pañuelo sobre su rostro. “Es notable cuánto comparten la vanguardia de las manifestaciones,” escribió Kurt Anderson en la nota de la portada. “En todas partes son desproporcionadamente jóvenes, de clase media y con buena educación.”

Mientras los estudios de Occupy Wall Street si muestran que los manifestantes son en su mayoría jóvenes, blancos y de clase media, no se puede decir que todos los manifestantes entran en esa categoría. Más importante aún es que tampoco entran ahí muchos de los líderes ni participantes de las luchas por justicia económica en los Estados Unidos -movimientos que por años fueron construidos, dolorosamente, con poca o nula atención en los medios masivos.

La simplificación del tiempo disminuye las complejidades y diversidad en la creación de un movimiento. La historia de la portada y su poderoso imaginario implican que para que un movimiento social gane solo necesita atarse un pañuelo y cargar una pancarta. Por tanto, la revista hace invisibles a las luchas por la libertad, democracia e igualdad económica y que siempre ha ignorado.

El jueves pasado, pasé la mañana con un grupo de manifestantes -los que a la revista le gustaría tener en sus páginas.

Willie Hill, Captora Gray, Clifford Choice y Donald Moore -los 4 de Menlo como les gusta llamarse- son habitantes ancianos y afroamericanos del barrio South Central de Los Ángeles Ellos viven en la avenida Menlo, en una de las últimas casas de ahí que no son habitadas por estudiantes de la Universidad del Sur de California (USC). Esta casa es un símbolo de la lucha de las comunidades trabajadoras de latinos y afroamericanos en Los Ángeles en contra del desplazamiento masivo y gentrificación.

Los 4 de Menlo se enfrentan a un desalojo que los podría dejar sin hogar.

“He enterrado barrios enteros,” Pastor Brian Ecklund le dijo a una multitud de activistas que llevaban pancartas en el jardín delantero de la casa de Menlo. Por “enterrar” él se refería a la eliminación de comunidades completas en el área que rodea a USC. Estos barrios y las familias que ahí vivían son víctimas de desplazamientos masivos causados por el crecimiento y expansión de la Universidad.

Casa por casa, cuadra por cuadra, los habitantes de estos vecindarios están siendo expulsado. Los letreros de renta han aparecido en edificios, a menuda con la letra roja y oro de USC. Los habitantes de la comunidad saben que estos colores significan que sólo serán rentados a estudiantes.

Algunos letreros son menos sutiles. El letrero de un edificio es una reminiscencia a los que colgaban en el Sur del país segregado hace no mucho; se lee, “Sólo rentamos a alumnos y maestros.” Los inquilinos nos cuentan que en cuanto comienzan a subir estos letreros en los edificios que fueron su hogar, saben que no pasará mucho para que los obliguen a irse.

Pero ¿cómo expulsan a los habitantes? Los propietarios se niegan a hacer reparaciones vitales. Dejan que los edificios se deterioren, esperando que los inquilinos se vayan en lugar de arriesgarse a tener consecuencias en su salud por las condiciones de los barrios marginales. Este es el caso de los 4 de Menlo. Ellos cuentan sobre el hongo que se ha estado filtrando en las paredes como resultado de una plomería decrépita. Nos muestran los hoyos en las paredes lo suficientemente grandes como para que las ratas entren a sus cuartos. Hace nueve semanas, mientras el frío del invierno comenzaba a llegar, les quitaron la electricidad, el agua y el gas. Los 4 de Menlo utilizan abrigos en sus casas para protegerse del insoportable frío. Willie Hill dijo a la multitud durante la manifestación, “tengo un resfriado que no me he podido curar.”

Mientras los estudiantes de USC -quienes de vez en cuando se asoman entre las cortinas para ver la concentración- hacen sus maletas para ir a casa durante las fiestas, Willie toma su pancarta y se une a la manifestación. Sonríe con orgullo y con la cabeza en alto, y une su voz al canto que hace eco en toda la calle: “¡Justicia para los 4 de Menlo!”

Los 4 de Menlo caminan con determinación y resistencia a medida que se enfrentan a la lucha que viene. Al igual que otros cientos de habitantes de los barrios de South Central se han organizado en los últimos 15 años, aún tienen una lucha larga y difícil -y saben que la victoria difícilmente está garantizada.

Alentados por su compromiso, toman las pancartas y en las siguientes semanas y meses asistirán a incontables reuniones para planear e implementar su estrategia de organización.

Los 4 de Menlo y otros habitantes de la comunidad involucrados en la lucha contra el desplazamiento, se reúnen cada mes para discutir la estrategia, para visitar a vecinos para incorporarlos a la lucha, planean reuniones, asisten a la Escuela de Planificación Popular para aprender herramientas de apoyo, se reúnen afuera de tiendas de abarrotes e iglesias, y se reúnen con una coalición de aliados para planear una estrategia más amplia. Es un trabajo difícil, pero esta lucha ofrece el único camino posible a la dignidad, el respeto y la seguridad que merecen.

Willie, Captoria, Clifford y Donald no llevan pañuelos en su cabeza. Están muy lejos de la clase media y nunca se han pasado por el mundo académico. No caben en la descripción de la persona del año de la revista Time. Su lucha nos recuerda que los movimientos son diversos y complejos, y que se necesita mucho más que pañuelos y manifestaciones para ganar.

Y así como se levantan para mantener sus hogares, depende de nosotros el asegurarnos que no sean expulsados de la historia del manifestante estadounidense.

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