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Apuesta al Futuro y Apoya la Escuela de Periodismo Auténtico 2016

Con tu ayuda, podemos crear la tormenta perfecta de cambio


Por Bill Conroy
Escuela de Periodismo Auténtico, Generación 2004

28 de febrero 2016

Es difícil creer que ya es 2016, y una vez más estamos haciendo todo lo posible para recaudar el dinero necesario para lanzar la Escuela de Periodismo Auténtico de este año. Es un esfuerzo que me vincula tanto con lo mejor de mi pasado como con mis más grandes expectativas para el futuro.

El año 2016 era un futuro distante para mí cuando me inicié en el negocio de los medios hace unos 35 años atrás. Trabajé para diversas publicaciones, algunas de alcance nacional, pero ninguna de estas actividades pagas fue tan gratificante como el primer trabajo que tuve en el tabloide de un periódico mensual llamado The Crazy Shepherd (El Pastor Loco) – llamado así por un verso en el poema de Allen Ginsberg, Howl (Aullido): “¡Santos los Pastores Locos de la Rebelión!”

El Pastor Loco no pagaba las cuentas. De hecho, nos costó a todos dinero e incontables horas de trabajo voluntario gustosamente provistas – reportando, escribiendo, ayudando con el diseño, lo que fuera necesario.

En ese entonces, a comienzos de la década del 80, ni siquiera teníamos computadoras. El periódico se ensamblaba con máquinas de escribir, cola y navajas de precisión – por lo general como parte de una vigilia compulsiva de pasión y dedicación.

Pero, juntos, aprendimos cómo publicar un periódico – cómo reportar, escribir, tomar fotos, crear gráficas, preparar las placas de impresión ylidiar con toda la logística, complejidades, dolores de cabeza y entusiasmo de crear, imprimir y distribuir un periódico. También aprendimos que lo que imprimíamos en ese rudimentario pequeño periódico tenía impacto. Se convirtió en una voz para los que no tenían poder en la ciudad, y mantuvo viva esa misión social durante muchos años en la medida en que se tranformó de una publicación mensual, a una quincenal y finalmente en un periódico semanal.

Ahora, al mirar hacia atrás, me doy cuenta que los emprendimientos mediáticos más importantes, auténticos y capaces de cambiar el mundo a menudo empiezan como pequeñísimos granos de esperanza, y normalmente encuentran el éxito, cuando lo hacen, contra viento y marea – un éxito que no es medido en términos de ganancia, sino en términos de la pasión y dedicación de sus participantes y su capacidad para darle voz a mayores movimientos sociales.

Asistí a mi primera Escuela de Periodismo Auténtico en 2004 en Bolivia. Fue un evento que cambió mi vida. Para ese entonces, me había amargado con el mundo del periodismo. El gobierno federal acababa de intentar secuestrar mi computadora después de clasificar retroactivamente documentos judiciales públicos que había utilizado para una serie de artículos investigativos. Mi empleador en aquel momento, una importante organización mediática, me había ordenado dejar de perseguir la historia y el periodismo investigativo.

En Bolivia, sin embargo, conocí docenas de periodistas auténticos y líderes comunitarios – incluyendo el fundador de la escuela y organizador y periodista de larga data, Al Giordano, el videorealizador

Greg Berger, el dirigente social Oscar Olivera, y muchos más. Una vez más había encontrado mi camino hacia un grupo alimentado por la pasión y la dedicación (no el ego y las ganancias) y, lo que es más importante, estaban enfocados en proporcionar a los movimientos sociales una voz y las herramientas necesarias para contar sus propias historias. Sabía de primera mano a esa altura de mi carrera que aquellas historias simplemente no serían contadas en los medios comerciales, porque agitar esas aguas no era una forma en la que pudieran hacer dinero.

Así es que, durante los últimos 12 años, he estado comprometido con ser parte de un equipo que está propagando las semillas de una revolución mediática, una que empodera a los impotentes, y proporciona un foro, una escuela, donde los periodistas y líderes comunitarios veteranos pueden reunirse, intercambiar ideas y compartir décadas de experiencia con una generación más joven. Como parte de ese esfuerzo, los periodistas y organizadores veteranos se ven
revitalizados en sus propios emprendimientos. Es una tomenta perfecta de cambio. Lo sé porque a lo largo de los años fui estudiante y profesor en la Escuela de Periodismo Auténtico y he experimentado lo mejor de ambos mundos.

Uno de los principios fundacionales de la Escuela de Periodismo Auténtico es que los profesores cubren sus propios gastos, y que las expensas de los estudiantes están cubiertas. A eso se destina el dinero donado a este esfuerzo, al futuro del periodismo. Es un programa intensivo que es divertido y estimulante, y sin embargo repleto de trabajo difícil que desafía el pensamiento convencional y obliga a los participantes a elevarse a un nivel superior de conciencia sobre cómo conciben el periodismo y cómo ese trabajo afecta a los movimientos sociales y el afán de justicia social alrededor del mundo.

Nadie permanece indisputado e inalterado para el momento en que la escuela concluye. Y desde ese punto en adelante, la clase más reciente de la Escuela de Periodismo Auténtico regresa al mundo y a la acción, cambiando el mundo para mejor, día a día.

El Pastor Loco es una parte de mi pasado, un grato recuerdo de mi juventud. Pero el día de hoy, todavía creo que hace falta un montón de pastores locos de rebelión para cambiar los medios, y nuestro mundo, para mejor. Así que, vuélvete un poco loco conmigo, y únete a la lucha para mantener a la Escuela de Periodismo Auténtico viva, donando lo que puedas.

Únete a la campaña en Kickstarter o en la página authenticjournalism.org

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