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La democracia en la hacienda

Campañas presidenciales oscuras y criminalización de la protesta social: los casos recientes de México y Colombia


Por Laura del Castillo Matamoros
Especial para The Narco News Bulletin

23 de mayo 2006

Bogotá (Colombia).- En uno de sus discursos pronunciados durante la Otra Campaña, el 9 de enero en Tonalá, Chiapas, el Subcomandante Insurgente Marcos del EZLN habló sobre las implicaciones de “el camino civilizado, decente y pacífico de las elecciones” en el actual panorama social y político que vive México.

Pero, ¡por favor!, que no presuma mucho el Sup… aquí en Colombia, actualmente, también estamos atravesando “el camino civilizado, decente y pacífico de las elecciones” (recuerden, por favor, apreciados lectores, que este es el país con la democracia más antigua de toda América Latina). Créanlo, estimados lectores, el espíritu de la “democracia”, impreso por lo más selecto de la clase política conservadora de la sociedad colombiana, se respira en el aire.

La impecable decencia electoral…

Tan decente, como en México- donde el candidato a la presidencia Felipe Calderón (siguiendo las sabias enseñanzas de su maestro, Fox) está recurriendo a todos los ardides políticos posibles para asegurar su triunfo, y de paso la permanencia del PAN en el poder, con la gentil asesoría de los viejos asesores de la Casa Blanca, Dick Morris y Rob Allyn (como lo reportó Al Giordano recientemente en esta publicación)- ha sido la contienda electoral por estas tierras que el presidente Álvaro Uribe se aseguró, a finales del año pasado, de que el artículo de la constitución del 91, que prohibía la reelección de presidentes, alcaldes y gobernadores, fuera derogado por el honorable Congreso de la República de Colombia. Esto pasó gracias a que, en uno de esos arranques de generosidad que el presidente suele tener, repartió altos cargos públicos entre los parientes de los congresistas que lo ayudaron a conseguir tan noble objetivo para que pudiera permanecer en el poder durante otros cuatro años y, si es posible, durante muchos más.

Pero, ¿cómo no va a haber tanta decencia en México y Colombia, si allá tienen las “manos limpias” de Calderón y nosotros tenemos aquí el dedo índice extendido hacia arriba del Presidente Uribe, con el puño en alto, como se ve en el slogan publicitario de su campaña para repetir, mejor conocida como “Primero Colombia”? Esas mismas “manos limpias” de la campaña de Calderón, con las que recibió la modesta cantidad de 1.300 millones de pesos mexicanos (116 millones de dólares) para su campaña, y la causa panista en general, provenientes de los recursos destinados a los Programas Sociales del Gobierno de Fox. Cuánta decencia se ha visto en la campaña electoral del próximo presidente vitalicio de Colombia, que con su dedito parado, libre de todo moralismo, le dio un empujecito tierno a Jorge Noguera –ex director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)-, enviándolo como cónsul a Milán, para que así no tuviera que soportar las terribles incomodidades producidas por el hecho de ser acusado de tener fuertes vínculos con paramilitares y de narcotraficantes, o de haberles facilitado a estos, los datos de varios defensores de derechos humanos y sindicalistas que han sido asesinados.

Con ese mismo dedito seguramente aprobó la idea de que sus incondicionales amigos, los paramilitares, obligaran hace cuatro años a jurados de votación de varias regiones del país a marcar tarjetones electores, para asegurar su triunfo arrollador. Este ajustito electoral contó con el aval de honorables pero incomprendidos ciudadanos, tales como los ahora ex jefes de su campaña en Caquetá y Magdalena que se vieron obligados a renunciar ante las infames acusaciones de tener vínculos con los paramilitares de estas zonas o de recibir dineros de narcotraficantes para financiar la campaña del 2002. Si, definitivamente, tanto aquí como en México, nunca se había visto que la clase política destilara tanta honestidad por los poros. Debe ser porque aquí como allá, los escándalos de corrupción, no son escándalos para la clase dirigente, sino su “modus vivendi”, tal y como lo planteó en su último artículo, publicado en Semana, la revista periodística más leída de Colombia, el columnista Antonio Caballero:

Mucha gente va a votar para reelegir a Álvaro Uribe como votó por los uribistas del Congreso: bajo amenazas. Otros van a votar como han votado siempre: porque son electores amarrados del clientelismo tradicional. Otros más porque han sido los beneficiarios directos de estos cuatro años de gobierno y necesitan que Uribe repita para seguir consolidando su posición económica y política: los paramilitares que no han entregado sus armas ni piensan entregarlas, no han devuelto sus fortunas robadas ni piensan devolverlas. No han desmantelado sus siembras ni sus tráficos de drogas ilícitas ni piensan desmantelarlos y dejárselos a los guerrilleros de las Farc. Todo eso constituye el núcleo duro del uribismo, y en la semana que falta para las elecciones no va a cambiar su intención de voto, ni lo haría aunque saltaran más escándalos. Porque esos escándalos se refieren precisamente a ese núcleo. Para los verdaderos uribistas no son escandalosos: son su propio modus vivendi, y quieren mantenerlo.

Gracias a Dios, somos pueblos civilizados…

Tanto en México, como en Colombia no queda más a sus ciudadanos que enorgullecerse por ese ambiente civilizado que ha definido el ambiente electoral. En México, por ejemplo, esto se hace evidente en esos comerciales de la campaña de Calderón, que uno puede ver por cable, en donde se habla del peligro que López Obrador representa para el país, o en las declaraciones de este candidato sobre el subcomandante Marcos: “creo que atrás del pasamontañas está el mismo rostro de intolerancia y autoritarismo que caracteriza a la izquierda violenta y que hoy representa López Obrador”.

Estas iluminadas sentencias del pensamiento político latinoamericano contemporáneo, inevitablemente traen a la memoria las últimas frases célebres de nuestro candidato-presidente. Pese a andar lo suficientemente ocupado como para asistir a los debates electorales y de haberse negado a dar entrevistas para varios medios, Uribe sí pudo tomarse unos minutos para hacer gala de su democrático espíritu Macartista – durante una intervención que hizo el 5 de mayo en la Universidad Militar Nueva Granada de Bogotá – refiriéndose implícitamente, a su más fuerte contrincante electoral, Carlos Gaviria, el ex presidente de la Corte Constitucional, luego senador de la república y ahora candidato presidencial por el Polo Democrático Alternativo (el movimiento de izquierda más importante del país actualmente), con esta civilizadísima afirmación: “Los colombianos sabrán escoger entre la Seguridad Democrática y la entrega de la Patria a los comunistas disfrazados”.

Y nada ha mostrado más el talante civilizado de la campaña del presidente Uribe que uno de su spots publicitarios, en donde un supuesto exmiembro de la Unión Patriótica (una agrupación política de izquierda no armada, cuya mayor parte de sus miembros fue asesinada y desaparecida sistemáticamente por paramilitares y ejército, desde 1985, año de su fundación, hasta mediados de los 90), se muestra sumamente agradecido con su gestión: “Señor Presidente: Yo pertenecía a la UP, me parecía un buen movimiento, pero nos fuimos torciendo, matar por matar, hacer daño a los demás, matar civiles, eso está mal hecho. Está bien que usted los esté combatiendo, por eso hoy día lo apoyamos a usted con toda la que tenemos”. Y así el equipo que conforma la campaña electoral uribista, con mucha elegancia, justifica lo que la izquierda escandalosamente ha catalogado como “el genocidio de la esperanza”… todo un ingenioso ataque a la oposición, al mejor estilo del asesor panista estadounidense, Dick Morris.

Los “enemigos” de la democracia

Eso si, tanto en México como en Colombia, no hacen falta las turbas de gente irracional que quieren atentar contra “el camino pacífico de la elecciones”. Afortunadamente en ambos países, las fuerzas del orden, están siempre dispuestas a controlar estos actos de vandalismo contra el “estado de derecho”.

Miren nada más lo que ha sucedido en Atenco, donde la Policía Federal Preventiva se vio obligada a golpear, encarcelar y matar personas, así como a violar mujeres. Todo en defensa democrática de la propiedad privada y del progreso comercial. En defensa de esa propiedad privada en que se iba a convertir el aeropuerto que pensaba construir el presidente Fox sobre tierras campesinas comunales de Atenco en el año 2002, para hacerle un favor a sus amigos empresarios. Dicha construcción fue impedida por el accionar de los miembros del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra, el mismo movimiento que apoyó ahora las protestas de los floricultores de Texcoco y que forma parte de las organizaciones adherentes a la Otra Campaña zapatista.


Un camión policiaco en Atenco, 4 de mayo.
Foto: D.R. 2006 Ratón Maicero
Naturalmente, el candidato Calderón, digno representante de la gente de bien mexicana, aprobó estas acciones policiales, diciendo frases como: “Yo habría hecho lo mismo que hizo Fox en Atenco”, o pidiendo “pruebas” de las violaciones a los derechos humanos (por es que las fotos que muestran a las personas apiladas unas sobre otras en camiones o de las evidencias de los maltratos a los que fueron sometidos las mujeres, deben ser montajes del “comunismo mexicano”).

Pero Colombia no se queda atrás, apreciados lectores, aquí también los enemigos de la democracia y la legítima propiedad privada, se han tomado las carreteras en casi todo el país. Ahora resulta que más de 300.000 indígenas, campesinos y afrocolombianos (por supuesto, ignorantes y enemigos del progreso) salieron a las calles para exigir una consulta Nacional sobre el TLC y una vida digna, acompañados de organizaciones sociales (e inspirados de cierta manera en La Otra Campaña zapatista (es que entre guerrilleros se ayudan, como pensaría el presidente Uribe).

Todo esto en el marco de un evento denominado “Cumbre social Itinerante”, que empezó desde el pasado 15 de mayo. También protestan contra lo que ellos denominan la “inadecuada repartición de tierras” y contra la fumigación de cultivos ilícitos. ¡Qué falta de visión! Con razón el ministro del interior, Sabas Pretelt, devoto miembro declarado de la sagrada orden del Opus Dei, dijo que esas protestas habían sido inducidas por las FARC. (Claro, si es que los indios y los campesinos son ignorantes y no tienen capacidad de decisión. ¿No es así, ministro Sabitas?).

Entre toda esta gente, los más temibles son los indígenas Nasa del Cauca. No en vano el gobernador del Cauca, quien desde hace tiempo ha tenido que enfrentar estas agresiones, respaldó las acusaciones del ministro Sabas , y además agregó que “La actividad política no se hace, -lo digo como simple ciudadano-, sobre la base de destruir, perturbar y arrasar con los derechos que tenemos todos los caucanos”.

Esos mismos derechos que el defendió vehementemente, cuando siendo congresista en 1994, propuso eliminar los resguardos indígenas. Esos mismos derechos, los de sus amigos terratenientes, que prometió defender el año pasado, cuando varios indígenas del Cauca se tomaron varias fincas de la región, argumentando que eran terrenos que les pertenecían. En esos días, mostrando su actitud tolerante y abierta el diálogo, dijo que “Cueste lo que cueste, voy a defender la propiedad privada, no importa el costo político, así me cueste la Gobernación”. Y un año después, el gobernador cumplió. De hecho, costara lo que costara, el pasado 27 de abril- haciendo gala de sus habilidades para la diplomacia- se fue con revólver en mano hasta el municipio de Morales (Cauca), para desalojar por sus propios medios a varios indígenas que se encontraban protestando al frente de la Alcaldía Municipal. Lamentablemente, no pudo hacer nada porque esa gente salvaje y peligrosísima de la guardia indígena, lo rodearon, hasta obligarlo a enfundar su pistola, armados hasta los dientes… con bastones de mando.

Afortunadamente nosotros aquí en Colombia, también tenemos a nuestra propia Policía Federal Preventiva, mejor conocida como el Escuadrón Móvil Antidisturbios –ESMAD-, cuyos hombres (más de 1000) fueron enviados a las regiones donde se están llevando a cabo las protestas, para que nada ponga en peligro “el camino pacífico de las elecciones.” Valga decir que esta fuerza policial cuenta con un historial impecable, que incluye el asesinato de un joven anarquista de 16 años, durante la marcha que se hizo el primero de mayo del año pasado en Bogotá, y de un estudiante universitario a principios de este año, entre otros hechos similares.

Al igual que a los agentes de Atenco, para enfrentar tanto salvajismo, a los policías del ESMAD no les que quedo más opción que recurrir al uso de la fuerza. A esa fuerza legítima, con la que en el resguardo La María de Piendamó (Cauca) dispararon gases lacrimógenos desde helicópteros, dejando muertas a una anciana y a una niña de 3 años de edad. La misma fuerza legítima con la que, con balas de ametralladora, dejaron a un indígena muerto y a 78 más heridos. La misma fuerza legítima, gracias a la que han desaparecido varios manifestantes sin que hasta el momento se conozca su paradero. También, en defensa del “camino pacífico de las elecciones” se vieron obligados a quemar tanto las casas de los indígenas como el puesto de salud del resguardo, y a no permitir el paso de las misiones médicas (porque, en ese momento, los indígenas representaban un riesgo, al igual que todos y cada uno de los habitantes de Atenco).


Foto: BBC
Entre tanto, el presidente Uribe también tuvo que hacer sentir su “mano firme” en El Charco (Nariño) y otras regiones del país, donde los campesinos también están bloqueando carreteras, supuestamente porque las fumigaciones de cultivos ilícitos están afectando los cultivos de pancoger y contaminando los ríos. Estos, además de guerrilleros, resultaron narcotraficantes . Pero, eso sí, mejor que se vayan acostumbrando, porque el gobierno estadounidense- que tiene la plena seguridad de que Uribe será el nuevo presidente vitalicio de Colombia-, acaba de desembolsar 601 millones de dólares (actualmente se adicionaron 39 millones más, que el presidente tendrá a su libre disposición), para que se continúen fumigando, cada vez más bosques y terrenos donde se asientan comunidades indígenas y campesinas. Hay quienes dicen que lo único que se logra con las fumigaciones es que se expandan los cultivos ilícitos, y seguramente puede ser cierto. Pero mientras logren hacer que los campesinos abandonen sus tierras, dejándolas en manos de ilustres hacendados o grandes empresas que sí las sepan administrar adecuadamente, siguen siendo esenciales para el futuro del país.

Y como si fuera poco, estimados lectores, nuestros policías antidisturbios, al igual que en México, se han visto forzados a encarcelar y golpear a periodistas de los (indudablemente subversivos) medios de comunicación alternativos y comunitarios, tales como Marcelo Forero, del Periódico El Turbión, Jesús López y Carmen Eugenia León, de la oficina de comunicaciones del resguardo indígena de “La María”, quienes se encontraban haciendo reportajes y transmisiones radiales sobre las supuestas violaciones a los derechos humanos cometidos contra los participantes de las protestas. Y todavía no querían que después de que los policías vieran que estaban diciendo semejantes barbaridades (reiteradas por los defensores del pueblo regionales, quienes estuvieron presentes en el resguardo de La María y fueron atacados por la policía, por si acaso también resultaban ser “comunistas disfrazados”), incendiaran su equipo móvil de transmisión (la radiocicleta) y les prendieran fuego a varios de los equipos con los que pretendían dañar la imagen, ante la comunidad internacional, del pacífico ambiente electoral que atraviesa actualmente el país.

La hacienda al poder… otra vez

Pues si, definitivamente esos periodistas del comunismo deberían aprender de sus colegas de los medios de comunicación comerciales tanto de Colombia como de México, quienes al igual que la policía cumplen con su deber patriótico de defender “el camino decente, civilizado y pacífico de las elecciones”. Deberían aprender de esos medios tan imparciales y objetivos, que en México mostraron que la policía estaba en Atenco para controlar a una región dominada por los revoltosos e irracionales líderes del Frente de Pueblos por la Defensa de la Tierra. Deberían aprender de esos medios que aquí en Colombia se dedicaron a reproducir, como era su deber, las declaraciones provenientes del gobierno, que hablaban sobre la manipulación de las FARC a los integrantes de la protesta, Pero que no tenían tiempo, ni espacio para citar las palabras del ex secretario de gobierno de esa región, Henry Caballero, cuando pretendía desmentir tales las acusaciones, diciendo: “No somos alzados en armas, somos alzados en palos”; o para explicar la larga historia de movilizaciones pacíficas y autónomas que han llevado a cabo diferentes organizaciones campesinas e indígenas del país; o para hablar sobre los más de 20 años en que lleva organizándose la comunidad indígena Nasa del Cauca, cuestionando fuertemente las acciones de los diferentes grupos armados en su territorio.


Campesinos e indígenas, con bastones tradicionales, marchan en Nariño la semana pasada
Foto: Diario del Sur
¿Cómo va a haber espacio para eso? A quién le interesa saber de indígenas y campesinos, cuando es más importante escuchar las opiniones del eminente director del noticiero de Caracal Radio en Colombia, Darío Arizmendi, quien siempre se ha mostrado dispuesto a respaldar a las instituciones colombianas y, sobre todo, al presidente Uribe? Aprecien nada más la lúcida percepción de este coleguita sobre las protestas:

“ ...vimos en el canal caracol anoche impresionantes imágenes de cómo los indígenas y los que protestaban literalmente hablando por barrancos de cinco, diez y quince metros a policías a que se aporrearan, a que se quebraran las costillas, los brazos o a que se dieran contra las piedras en unos hechos vandálicos desde luego objetables condenables…”.

Y ni hablar del invaluable compromiso de nuestro único diario de circulación nacional El Tiempo, con el gobierno democrático del presidente Uribe. Tanto así, que en su edición del viernes pasado, dos páginas más adelante de su Editorial -donde los parientes del vicepresidente “Pachito”, se mostraban sumamente consternados por la “ecuatorización” en que está sumida el sur del país (haciendo referencia a las recientes movilizaciones indígenas en Ecuador que lograron expulsar del país a la multinacional petrolera estadounidense OXY)- , le dedicaron una columna entera al presidente Uribe, que hablaba de su humilde y austera faceta de hombre de campo, con una particular fascinación por la cría de caballos.

Degusten ustedes, apreciados lectores, estos exquisitos fragmentos de dicha editorial, la cual evidencia esa aguda capacidad de análisis que poseen los dueños de los medios comerciales colombianos:

“La táctica de las Farc de acudir a la movilización campesina en sus zonas, a la cual han recurrido muchas veces en el pasado, se suma –sin que para nada sea lo mismo – a un complicado panorama de agitación sindical y social que se ha desarrollado recientemente y que abarca sitios tan diversos como Urabá, Cauca, Bogotá y La Jagua (Cesar)…”

“Unos 15.000 indígenas del Cauca han bloqueado caminos y carreteras en rebuscada protesta contra el TLC y otros temas. Acciones muy calcadas de los movimientos indígenas de Bolivia y Ecuador, que han producido conocidos efectos en esos países…”

“Aquí, lamentablemente, el saldo es de un indígena muerto y tres heridos a bala (no es claro de dónde vinieron los disparos y urge investigarlo) y muchos detenidos y contusos. Tres policías fueron retenidos por la guardia indígena (uno, herido, fue liberado el miércoles y los otros dos seguían en su poder al cierre de esta edición)…”

“Hace bien el Gobierno en no permitir que estas marchas se traduzcan en el bloqueo de vías tan cruciales como la Panamericana. No actuar sería abrirle la puerta a la ‘ecuatorización’ del sur del país. Las protestas sociales, por insólitas que sean, son legítimas en la medida en que no violen derechos fundamentales de la mayoría, como el libre tránsito…”

Si, definitivamente los medios de comunicación alternativos y comunitarios de Colombia tienen mucho que aprender de esos periodistas mexicanos y colombianos, que el próximo domingo en Colombia y el 2 de julio en México, le dirán al mundo entero que “Nuevamente ganó la democracia”. Ahí van a estar para decir que los ciudadanos pudieron ejercer libremente su derecho a elegir y que las jornadas electorales transcurrieron en las urnas con completa tranquilidad… Y muchos colombianos, entonces volverán a vanagloriarse por tener el sistema democrático más antiguo de América Latina. Y muchos mexicanos presumirán orgullosos que por fin han logrado hacer su transición a la democracia, luego de años de dictadura del PRI

Y claro, los medios comerciales tienen toda la razón, tanto en Colombia como en México va a ganar la democracia: esa democracia, donde en muchas regiones de México, y en otras tantas de Colombia, el ejército o los paramilitares u otro sistema de intimidación se van a asegurar de que la gente vote por el cambio… o sea, por el continuismo del PAN allá y por la dictadura democrática de Uribe aquí. Es decir, porque se mantengan arriba los mismos de siempre, que, a su vez, son los grandes dueños de canales de televisión, quienes, al mismo tiempo, pueden llegara ser empresarios o latifundistas.

Va a ganar la democracia de los únicos que tienen derecho a elegir, ya sea en México o en Colombia: los amigos empresarios y terratenientes del presidente Fox y del candidato Calderón, así como los confidentes narcoparamilitares del presidente-candidato Uribe, quienes al igual que él, son los ganaderos y latifundistas más prominentes del país. Porque es que el “camino decente, honesto y pacífico de las elecciones”, tanto en Colombia como en México- y aquí me permito terminar de transcribir la frase del Sup Marcos- “ha llenado de crimen a este país, y a los grandes políticos: diputados, senadores presidentes, gobernadores, secretarios de Estado se les puede encontrar ya en la nota roja”.

Por algo, tanto en estas protestas que se han venido dando en Colombia, como en las insurrecciones campesinas de México – que se han visibilizado con la Otra Campaña-, tal y como lo señaló el analista Alfredo Molano, en su última columna publicada en El Espectador, lo que sus promotores han dejado muy claro es que el principal problema que los afecta es la inadecuada repartición de las tierras.. la misma que desde siempre le ha sido arrebatada por la clase dirigente “decente, civilizada y pacífica” de México y Colombia, que es capaz de matar, violar, quemar casas, satanizar a sus contradictores y comprar a los medios de comunicación para tener un país entero en sus manos..

Claro que va a ganar la democracia…la democracia de esas dos grandes haciendas llamadas Colombia y México, cuyo dueño tiene, además, su propio rancho en Texas, donde Fox y Uribe siempre son tratados como invitados muy especiales.

Y, cómo no, apreciados lectores, es que se lo merecen: ambos han sido excelentes capataces…

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