The Narco News Bulletin

August 15, 2018 | Issue #42  
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Fraude y asco en las campañas de Chiapas

Las instituciones electorales de México se auto inflingen otro golpe en las elecciones para gobernador, estropeadas por el fraude de ambos bandos y muy cerradas como para declarar un ganador

Por Al Giordano
Reportando desde Chiapas con el Otro Periodismo con La Otra Campaña

23 de agosto 2006
Este artículo aparece en el Internet en http://www.narconews.com/Issue/articulo2016.html

Con el 94.08 por ciento de las casillas reportadas (de acuerdo con los resultados preliminares del Instituto Estatal Electoral de Chiapas), el candidato del centro izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) está sobrepasando al de la coalición del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al del Partido de Acción Nacional (PAN), con sólo 2.300 votos (0.2 por ciento de los más de 1.1 millones de votos emitidos). Luego de que se hubiera evidenciado la compra de votos y el fraude en ambos lados, las instituciones electorales mexicanas y el sistema político, difícilmente, parecen estar en capacidad de establecer un resultado creíble, sumiendo al país en su segunda crisis pos electoral desde hace siete semanas.

La gran ganadora del domingo fue la abstención. La mayoría de los votantes de Chiapas simplemente dejaron de participar (la asistencia de votantes el domingo estaba por debajo del 45%). La mayoría de los 400.000 ciudadanos indígenas simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) aquí en Chiapas - el estado más pobre de México - se negaron a votar, a formar parte de un proceso que cada vez es más considerado como una simulación de la democracia.

Los resultados en Chiapas muestran también el distanciamiento de los principales partidos políticos de cualquier muestra de ideología o principios, los cuales hasta ahora han sido meros vehículos para la disputa entre facciones por el poder y el dinero que simbolizan los cargos públicos. El candidato de centro izquierda del PRD, Juan Sabines, fue hasta este año un antiguo político del PRI. De hecho, buscaba llegar a ser el candidato de ese partido, hasta que el Gobernador de Chiapas, Pablo Salazar, hizo un trato con él, para que terminara como candidato del PRD. El candidato del PRI, José Antonio Aguilar, en contra del significativo poder del gobierno estatal, tuvo que forjar una alianza con el partido PAN del Presidente Vicente Fox y con otros pequeños partidos para estar en capacidad de competir en la carrera electoral.

Las elecciones en Chiapas ocurrieron siete semanas después de la todavía sin definir elección presidencial de México, en la cual el Instituto Federal Electoral (IFE) ha intentado declarar al candidato del PAN, Felipe Calderón, como el ganador, mientras los seguidores del candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, se han tomado el centro de Ciudad de México para exigir un recuento total. Un recuento parcial por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (conocido como el Trife) ha revelado un patrón de aumento de papeletas de votación y de robo de votos, que legalmente deberían causar la anulación de los resultados de más de 7,000 distritos, así como ordenar que cambiaran los resultados oficiales y declarar ganador a López Obrador. Sin embargo, la negativa del Trife de ordenar un recuento total a principios del mes fue vista, ampliamente, como una señal de que se iba a legalizar el fraude electoral nacional y a imponer a Calderón. Una tercera opción es que el tribunal anule la elección, el Congreso nombre un presidente interino, y se llame a elecciones antes de 18 meses. El tribunal debe fallar el 6 de septiembre. Pero la próxima semana pueden emitir fallos parciales que apunten hacía la conclusión que el Trife está inclinado a tomar, expandiendo posiblemente una ola nacional de desobediencia civil y de resistencia como no se ha visto antes en ningún otro momento de la historia.

Sumada a esta situación explosiva de por sí, el desastre pos electoral en Chiapas -un estado ocupado por 60.000 tropas federales que rodean a las comunidades zapatistas en la jungla y en las montañas- y la respuesta zapatista que está por anunciarse, la incertidumbre que provocan las elecciones en esta región abren un herida particularmente sensible en el zeitgeist nacional.

El remolino del fraude

Hacia las 11 de la mañana del lunes, un programa televisivo de noticias reportó que un bando ganó las elecciones del estado de Chiapas, mientras la radio reportaba que el otro había triunfado. La cuenta oficial preliminar muestra que las dos fuentes eran mentirosas. Es demasiada cerrada como para declarar ganador a un lado u otro. Más de 240 distritos presentan inconsistencias. Según el Instituto Estatal Electoral, 89 de ellos vienen de la capital Tuxtla Gutiérrez, el fortín electoral de Sabines, candidato del PRD, donde el conjunto de casillas más grande ha fallado en informar los resultados del escrutinio. Opositores acusan a funcionarios electorales de retrasar los resultados para manipularlos. Sólo en esta ocasión, las acusaciones de arreglos de votos vienen por parte tanto del PRI como del PAN, y son dirigidas hacia el PRD, en dirección contraria a los que está sucediendo en el alboroto presidencial nacional.

No hay héroes electorales aquí en Chiapas. El candidato del PRD, Juan Sabines, fue -hasta que cambió de partido - el alcalde de la capital estatal Tuxtla Gutiérrez. Es hijo de un gobernador anterior del PRI y sobrino del "poeta del estado" Jaime Sabines. Sumado al apoyo que tiene del Gobernador Salazar (anteriormente del PRI, luego del PAN y en la actualidad del PRD), también cuenta con el de la maquinaria política del derechista Roberto Albores Guillen, anterior gobernador del PRI, de quien espera que sea su mano derecha en el gobierno, si llega a él. Además, el liderazgo de Sabines está marcado por la fuerza bruta utilizada por el gobierno estatal, hoy en el poder, para comprar votos - con dinero público, y agobiando, por medio del dolor y la pobreza, a la ciudadanía-, utilizando las mismas tácticas de fraude electoral a las que recurrió Fox y su PAN, a nivel nacional, en las elecciones presidenciales del 2 de julio.

Por ejemplo, en el distrito de Pueblo Nuevo Solistahuacan, al norte de Chiapas, las primeras casillas reportadas anoche aseguraban una participación electoral de 96 por ciento (poco probable a la luz de menos del 45 por ciento de participación, a nivel estatal). La totalidad del distrito muestra una participación de más del 60 por ciento. Al candidato para gobernador, Sabines, se le atribuye estar ganando por más de un diez por ciento, con 51.47 por ciento contra 41.70 por ciento de Aguilar, candidato del PRI. Lo que se le ha hecho al PRD durante la contienda presidencial, en más de 4,000 fortines electorales del PAN - principalmente al norte de México, donde varias urnas fueron llenadas con varios votos de más para el candidato oficial-, parece haber sido ahora adoptado por el PRD como una estrategia para llevar a cabo en el sur.

Una muestra de cinismo absoluto del candidato del PRD, Juan Sabines, salió a flote el lunes, cuando le dijo a unos reporteros que el se distanciaba del movimiento de protesta nacional contra el fraude electoral, ya que ahora el creía que iba a ganar el voto en Chiapas. Pero más allá del extraño triunfalismo de un candidato que goza de una ligera ventaja en conteo de votos aún sin terminar, las palabras de Sabines evidencian su miedo hacia lo próximo que viene: "Chiapas no está para movilizaciones, Chiapas merece un clima de unidad. Sería una incongruencia de mi parte pedir que no haya movilizaciones en mi contra, mientras yo participara en otras". Con esas palabras traicionó a su respaldo más popular: Andrés Manuel López Obrador.

La confusión invita a la dislexia nacional. El mismo partido de centro izquierda que es víctima de un fraude a nivel nacional es acusado ahora de ser el autor de uno en Chiapas. La derecha política (PAN) y la derecha institucional (PRI) se oponen a la resistencia civil contra el fraude en la carrera presidencial, pero ahora se voltearan hacia tales tácticas en Chiapas: plantones, bloqueos y cánticos para un conteo "Voto por voto; casilla por casilla". Arriba, en Ciudad de México, cada fuerza empuja en una dirección. Abajo, en Chiapas, las mismas fuerzas empujan en direcciones opuestas. La opinión pública, por lo tanto, se mueve en un verdadero remolino de descontento. Cada uno de los partidos mayoritarios pierde credibilidad en el proceso. Aquellos que, como los Zapatistas, han argumentado firmemente que el sistema electoral es ilegítimo, recibirán la credibilidad que es mal manejada por los de arriba. No hay novelista en la tierra que pueda inventar un escenario tan tumultuoso como la historia real que se revela hoy desde Chiapas.

Las decisiones del Tribunal Electoral Supremo sobre la contienda presidencial están severamente complicadas por el escenario desplegado en Chiapas. A pesar de tanta retórica acerca de una corte que sopesa sólo asuntos legales e institucionales, la realidad política pone ahora a la corte en una situación aún más difícil: si convalida el fraude a nivel nacional, pero anula el que ha tenido lugar en Chiapas, termina apoyando al PAN en ambos casos. Si desmonta el fraude a nivel nacional, pero lo defiende en Chiapas, termina ayudando al PRD en ambos casos. Validar el fraude en ambas instancias es un camino con mucho riesgo. No existe ninguna solución salomónica disponible al considerar los dos grandes conflictos pos electorales a la vez. En cualquier caso, está primero la decisión presidencial, y eso determinará si el tribunal electoral todavía tiene alguna credibilidad para mandar en la elección de Chiapas, un estado en donde las fuerzas rebeldes y las municipalidades autónomas están más organizadas para llenar el vacío de poder creado desde arriba.

¿Cuán más feo se puede poner esto? El fracaso de las políticas electorales en el capitalismo está al descubierto, de nuevo, en el mismo estado donde la primera resistencia después de la guerra fría contra el capitalismo global emergió.... con la legendaria insurrección armada indígena de 1994.

Y si el conflicto pos electoral en Chiapas aumenta, esta vez el estado no se parará solo: los mayoritariamente indígenas y cercanos estados de Oaxaca y Guerrero están en el mismo precipicio, al igual que ocurre en el Distrito Federal y el estado de México que lo rodea, el cual, asimismo, es el hogar de un pueblo llamado Atenco (juntos contienen uno de cada cuatro mexicanos). Y luego están los "estados adormecidos": empobrecidos y reprimidos, Veracruz, Puebla y Morelos están, de manera similar, en el umbral de la revuelta. ¿Y qué de esa península que sobresale en el caribe? Campeche, Quintana Roo, y (créanlo o no) Yucatán están actualmente más calientes que un chile habanero. ¿Y qué de la frontera? ¿Qué de los 35 millones de mexicanos y chicanos en el otro lado? ¿Y qué de los seres humanos en todas partes, que pueden ver lo que está pasando aquí? El fraude electoral sume al sistema político de México, cada día en una crisis más severa.

La candente cinta de audio

Sería imposible culpar de la fraudulenta elección en Chiapas a sólo uno de los lados que se encuentran implicados en la disputa. Repitiendo el efecto remolino, mientras el gobierno estatal de Salazar manipula los resultados en nombre de uno de los lados, el partido político nacional de Vicente Fox, el PAN - por medio de su director Manuel Espino - fue agarrado esta semana, en una cinta de audio, con las manos en la masa, violando la ley electoral. Una grabación de su conversación telefónica con el jefe del PRI en Chiapas, Víctor Hugo Islas - cinta que fue dada a conocer el sábado por López Obrador en el Zócalo de Ciudad de México, y difundida por la prensa- reveló que el PAN a nivel nacional y los jefes estatales del PRI conspiraron para enviar dinero a la campaña PRI-PAN en Chiapas después de la fecha límite, la semana pasada, cuando toda campaña política, según la ley, debió haber suspendido sus actividades.

Y como todo ciudadano mexicano sabe, ese dinero era sólo para una cosa: comprar votos y credenciales de votantes.

La cinta de audio puede ser escuchada en línea en la página de Internet del diario la Jornada. La trascripción también. Aquí un extracto de la conversación:

Secretaria: El licenciado Manuel Espino.

Víctor Islas (VI): ¿Jefe?

Manuel Espino (ME): ¿Qué pasó, Víctor?

VI: Con una molestia, nada más para checar si estoy en la misma frecuencia. ¿Siempre sí les mandaste el uno y medio?

ME: Mandé uno, mañana se va alguien con la otra mitad.

VI: Con el medio otro.

ME: Sí, es que ando...

VI: Sí, lo sé, lo sé. ¿Es lo único que les vas a mandar?

ME: Yo creo que sí; les he pedido a algunos amigos tuyos y míos, al gobernador de Durango (Ismael Alfredo Hernández Deras) y me dijo que ya estaba en eso; también le pedí a Puebla (Mario Marín Torres), también le pedí a Enrique (¿Peña Nieto?) y me dijo ya confirmé, ya estamos ahí. No se a quién se lo estén mandando.

VI: Sí, yo he estado recogiendo algunas cosas. Voy a tratar de hacer un esfuerzo para darles otro poco; yo ya les había dado uno; te dije, ¿no?

ME: Sí.

VI: Pues voy a tratar de hacer otro esfuercito y les doy otro apoyo. ¿Entonces les digo que les vas a mandar mañana?

ME: Sí.

VI: Gracias.

La mayoría de los observadores creen que la palabra "uno" en esta conversación significa "un millón de pesos" (más que 100 mil dólares) y que "la mitad" representa a otro medio millón de pesos que el PRI buscó del PAN nacional (el cual, a su vez, lo obtuvo de tres gobernadores del PRI en otros estados). El precio para comprar un voto o comprar una credencial el domingo en la empobrecida Chiapas era de 100 pesos: esta suma de dinero compraría por lo tanto 15,000 votos. Y en la conversación grabada, el líder del PRI (quien le dice al líder del PAN "jefe") dice que había puesto una cantidad igual. Juntos, todos esos fondos ilegales podrían comprar 30,000 votos en una elección tan cerrada que las conteos oficiales ubican en menos de 3,000 la diferencia de votos entre los dos candidatos.

Repetición del remolino: A medida que el gobierno estatal utilizó dólares de contribuyentes para comprar votos para un lado, el partido de gobierno a nivel nacional estaba haciendo lo mismo para el otro lado.

El domingo, varias personas que se encargaban de hacer el trabajo sucio para ambos bandos fueron atrapadas en el momento de realizarlo. Doce miembros de las campañas políticas fueron arrestados mientras pretendían ofrecer dinero por votos o para ser miembros de campaña:

Ambos bandos hicieron tales cosas. ¿Cómo puede un tribunal electoral resolver un desastre así?

Pero hay un resquicio de esperanza contra la nube negra que cubre otro día de elecciones en México durante el 2006. Y es que con todo ese dinero volando por ahí para ser ofrecido a cambio de votos en Chiapas, más de la mitad de la población del estado, pese a estar sufriendo una pobreza extrema, no lo aceptó. Eso indica que su abstención para votar no era una cuestión de apatía (una persona apática y desinteresada aprovecharía la oportunidad para ganar rápidamente 100 pesos). No. Significa que la mayoría de la abstención para votar, lejos de indicar una carencia de conciencia y principios, constituye en cambio, un rechazo generalizado a participar en un juego que está arreglado de antemano.

Esto en suma, indica que en trece años de rebelión indígena de Chiapas, las autoridades -especialmente las electorales- han perdido toda credibilidad y autoridad. El gobierno al convertir las elecciones en una simulación cínica de democracia, ha perdido el control. Tengan eso presente, amables lectores, para los próximos días cuando el Trife debe decidir sobre los resultados de las elecciones presidenciales del 2 de julio. Ellos pueden no estar escuchando desde arriba, pero Chiapas está tronando de nuevo con su silencio... un silencio que, si el pasado es un prólogo, se llenará cuando hable a través del vocero rebelde del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y de su "Otra Campaña", la única fuerza política nacional que no ha perdido su peso moral, al no participar en el sanguinario deporte de la política mexicana: el Fraude Electoral.

Sigan en sintonía.

Publicado el 21 de agosto en inglés



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