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Una Carta de Laura Del Castillo Matamoros

"En algún lugar del mundo, hay algun experiodista naufragando..."


Por Laura del Castillo Matamoros
Escuela de Periodismo Auténtico de Narco News

4 de marzo 2004

4 de marzo de 2004

Estimados Lectores:

Esta vez les escribe Laura Del Castillo Matamoros, desde un extraño país llamado Colombia, ubicado en el lado del mundo que los señores del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional ven como la antítesis de la sagrada civilización occidental: el subdesarrollado.

En este país, que es catalogado por la comunidad internacional como uno de los países más violentos del mundo, vivo desde que nací. Y fue aquí donde aprendí a caminar- siendo hija de los pálidos años 80 -, mientras la izquierda tambaleaba luego de la caída del muro y la extrema derecha se consolidaba disfrazada de “democracia” en el Nuevo Orden Mundial, que en ese momento estaba empezando a emerger.

Por una absurda jugada de la rueda de la fortuna, crecí y terminé estudiando periodismo. Puedo decir que nunca antes la mediocridad me había cobrado tanto dinero. La gran mayoría de las clases que recibí brindaban las herramientas necesarias para convertirse en un obrero calificado de los medios de comunicación corporativos, trabajando en pro de los intereses del mercado. Varios de mis amigos se retiraron antes de volverse locos con tanta basura, mientras el resto de mis compañeros seguían asistiendo a clases sin preguntarse nada, complacidos de estudiar una carrera que no les exigía pensar demasiado y que sólo veía el desangre del país como un especie de “ULTIMO MINUTO

Si permanecí ahí, sólo fue por no tirar a la basura el dinero que mi familia ya había invertido en mi “formación”. La Universidad se convirtió en una verdadera pesadilla para mí. Definitivamente no me interesaba, en lo más mínimo, convertirme en periodista

Otra vez estaba como al principio: sin saber qué hacer, testigo pasiva y lejana de la hecatombe política, social y económica en que se encontraba Colombia; de una guerra civil que ya cumplió más de 50 años y donde ya no se sabe quién es quién; de las injusticias y crímenes de lesa humanidad cometidos contra los sectores más vulnerables de la población bajo el auspicio del Estado; de que todos aquellos que podían generar un cambio terminaban siendo acribillados a bala o torturados o desaparecidos o exiliados; de que la izquierda tradicional colombiana parecía tocar los bordes de los límites con la derecha y de que el 80% de la población, estaba resignada a ser mera esclava de sus posesiones y de lo que los medios masivos de comunicación califican como “buena vida”.

Después de varios derrumbes internos, opté por evadir la tristeza y formar parte del marasmo universal. Comencé a pensar en la realidad como una película demasiado mala que nadie nunca va a recordar. Pasado un tiempo, terminé haciendo lo que no quería. Trabajé sólo por algunos meses, afortunadamente, en un medio corporativo local y la verdad me sentí muy contenta cuando el contrato llegó a su fin. Nuevamente podía quedarme en casa viendo dibujos animados, mientras trataba de hacerle caso omiso a algo que no sabía si era aburrimiento, desilusión o una mezcla de todo eso.

Fue justo en esos días de aburrimiento, hace dos años, en un día de octubre, cuando, navegando en Internet me encontré, por mera casualidad, con un link a algo llamado Periodismo Auténtico. ¿Qué raro?, pensé…¿Periodismo Auténtico? Por poco lo dejo pasar, pero algo me motivó a abrirlo y fue entonces, desde ese momento, cuando mi concepción alrededor de lo que significaba ser periodista dio un giro de 180 grados.

Abrí la página y me encontré con un texto, precedido por una frase de Fiodor Dostoievski, que decía: “La más profunda urgencia en los seres humanos es la rebelión contra la definición y las comodidades de la vida”. Justo en ese momento pensé: “Es la frase más antiperiodística que he visto en mi vida”. El texto estaba escrito por un tipo llamado Alberto Giordano. A medida que seguía leyendo mis ojos no paraban de abrirse con asombro cada vez más.. Se hablaba de la posibilidad de asistir a un curso intensivo de periodismo durante diez días en la península de Yucatán, donde a nivel práctico se cubriría la cumbre pro-legalización de las drogas “Saliendo de las Sombras”, que se llevaría a cabo en la ciudad de Mérida. Y lo mejor de todo es que era gratis….¿ un periodista que dirigía un boletín electrónico que apoyaba abiertamente la legalización de las drogas, invitaba a la gente, fuera o no periodista, para que tomara un curso gratuito de periodismo en Yucatán? Era una locura.

Pero más allá de eso, lo que me sedujo de aquel texto fue la increíble fuerza con que estaba escrito. Giordano, dejaba entrever, con argumentos, su rechazo hacia los medios de comunicación comerciales y el servilismo de los mismos frente a las dinámicas del mercado; hablaba de las escuelas de periodismo como “Negocios Redondos”. Y lo que más me conmovió y, quizás (aunque parezca extraño), lo que más me motivó para aplicar a la beca de la Escuela de Periodismo Auténtico fue aquella parte del texto en que el autor afirmaba: “...me fui al sur de la frontera, hacia las comunidades indígenas rebeldes de Chiapas, México, tan decepcionado con los medios de comunicación que le decía a la gente que conocí, “No, soy experiodista”. Definitivamente este chango era la antítesis de mis profesores de la universidad: periodistas-oveja, por excelencia. Me hubiera gustado hacerles conocer a varios de ellos este texto para que aprendieran a hacer una clase de verdad, pero quizás hubiera sido una pérdida de tiempo.

Finalmente entré a participar en la convocatoria ese mismo octubre, con el miedo entre el bolsillo. Cuando me enteré, un mes más tarde, de que estaba en el grupo de los 25 seleccionados, no podía creerlo. Y no terminaba de asimilarlo hasta que viajé, hace un año, en Febrero, a la península de Yucatán, donde tuve la oportunidad de conocer a aquel gringo de apellido italiano, que logró moverme el piso con su manera de escribir. Pero, allí, también me encontré con otras personas (no necesariamente periodistas) – entre profesores, estudiantes y encargados de la parte logística-, provenientes de diversas latitudes del mundo que, como él, sentían el mismo rechazo hacia el periodismo servil y hacia un Nuevo Orden Global que promueve la desigualdad, la injusticia y la exclusión.

Eso sin contar, que mientras estuve cubriendo la cumbre, como parte de los ejercicios prácticos del curso, me di cuenta de que no tenía idea de lo grande que era el movimiento pro-legalización de las drogas a nivel mundial, que agrupaba a los sectores más diversos de la población mundial: activistas, parlamentarios, campesinos, académicos. Todos ellos enfocando las consecuencias de la prohibición desde las más diversas perspectivas. Escucharlos en las diferentes conferencias que tuvieron lugar dentro del evento y haber tenido la oportunidad de entrevistar a un parlamentario de mi país que ha expresado públicamente, en varias ocasiones, su desacuerdo con las políticas antidrogas, fueron experiencias que me motivaron a indagar más sobre lo que se esconde detrás de la guerra contra las drogas que se lleva a cabo en mi país

La cumbre duró cinco días y, en cuanto terminó, toda la Escuela en pleno partió rumbo a Isla Mujeres para llevar a cabo las “clases” propiamente dichas. Clases donde muchas veces los estudiantes terminaron siendo profesores también y los profesores, estudiantes, a su vez. Y puedo decir que aprendí más sobre periodismo en esos diez días que durante cinco años malgastados en la Universidad.

Pero más allá del aporte académico y profesional que me pudo haber brindado la Escuela de Periodismo Auténtico, pude conocer, gracias a ella, a gente que me devolvió algo que había perdido con el tiempo: la esperanza. No puedo decir que ya haya eliminado definitivamente de mi vida el demonio de la tristeza, porque un mal como esos no se puede curar tan fácilmente. Pero digamos que luego de haber pasado por la Escuela ya no le hago tanto caso y, cuando se pone demasiado pesado, pues pienso nuevamente en todas estas personas que conocí, quienes me llevaron a ser consciente del enorme compromiso de los periodistas en un mundo donde la injusticia es un lugar común.

Actualmente, trabajo para Narco News como reportera, desde Colombia. Me siento muy orgullosa de trabajar y de haber trabajado con personas como Al Giordano, el director – quien, pese a mis múltiples desavenencias con el orden y la disciplina, aún mantiene su confianza en mi trabajo – y Luis Gómez, ex jefe de la oficina Andina, quien, de ser mi tutor durante los días de la Escuela, pasó a convertirse en mi jefe directo. Sin embargo, nunca dejó de ser mi maestro y un consejero invaluable que, con enorme paciencia, me ayudó a sobrevivir a mis tropiezos de periodista novata. Ahora trabajo, también, con Alex Contreras, el jefe sudamericano de Narco News. Gracias al trabajo realizado con ellos he aprendido a entender un poco mejor la grave y compleja situación social, política y económica que atraviesa mi país y que es acentuada por esa gran mentira universal que es la guerra contra las drogas.

La Escuela de Periodismo Auténtico y Narco News se constituyeron como mi tabla de salvación cuando estuve a punto de desertar en el oficio.. Y, seguramente, en algún rincón del mundo hay otras personas que, si son periodistas también, están dispuestas a claudicar; o que si no lo son, pero quieren ejercer, no pueden hacerlo porque no cuentan con un título o no tienen dinero para conseguirlo; o que están dispuestos a librar una batalla con el sistema, pero no saben cómo hacerlo; o que simplemente están solas y se sienten demasiado cansadas, pero no saben por qué....

Pensando en todas ellas, Narco News, junto con la Fundación para el Periodismo Auténtico, ha decidido abrir la convocatoria para la próxima sesión de la Escuela, que esta vez se llevará a cabo en Sudamerica en julio y agosto 2004. Si bien ya se cuentan con fondos de diversa procedencia, aún no son suficientes para poder ofrecer un mayor número de becas.

Quise compartir mi testimonio con ustedes, porque conozco varias personas que se encuentran en esta situación, que quieren cambiar las estructuras, pero, que al verse solas y sin respaldo, terminan quedándose sentadas en la sala de espera de su vida, viendo como el mundo se desmorona. Sé bien qué se siente.

Ellos necesitan una mano, y esa es la suya, amigos lectores. De su apoyo y colaboración también depende que el futuro de la contraparte del periodismo comprado por el mercado, no se derrumbe. Si es posible que la Escuela pueda contar con sus contribuciones, por favor entren aquí.

O puede enviar su contribución a:

The Fund for Authentic Journalism
P.O. Box 71051
Madison Heights, MI 48071 USA

En algún lugar del mundo, hay algun experiodista naufragando en los océanos de la desilusión, pensando que ya no hay nada que hacer. ¿Dejarían ustedes que se ahogue? Piénselo bien… Sólo eso…

Fraternalmente,

Laura Del Castillo Matamoros
Escuela Narco News de Periodismo Auténtico

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