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Don Marcos de la Selva contra los megamolinos del capitalismo

Enfrentando a los glotones codiciosos que ambicionan el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca


Por Al Giordano
El Otro Periodismo con la Otra Campaña en Oaxaca

10 de febrero 2006

...el buen caballero andante, aunque vea diez gigantes que con las cabezas no sólo tocan, sino pasan las nubes, y que a cada uno le sirven de piernas dos grandísimas torres, y que los brazos semejan árboles de gruesos y poderosos navíos, y cada ojo como una gran rueda de molino y más ardiendo que un horno de vidrio, no le han de espantar en manera alguna, antes con gentil continente y con intrépido corazón los ha de acometer y embestir, y, si fuere posible, vencerlos y desbaratarlos en un pequeño instante…

– Don Quijote (Capítulo VI de la segunda parte), Miguel Cervantes.

Febrero de 2006, La Venta, Oaxaca, México. Siete molinos fueron levantados contra el cielo en este pequeño pueblo rural en 1994. Conductores y paseantes de la carretera Panamericana han podido confundirse con estos generadores altos y blancos, que el gobierno mexicano y los inversionistas españoles llaman proyecto piloto para una fuente pintoresca y limpia de energía eléctrica. Cuando sopla el viento, estos gigantes del capitalismo no se percatan de dónde viene la brisa… todo lo que ven es oro. Y ponen sus picos y palas a cavar en el aire para extraerlo.


Foto: D.R. 2006 Annie P. Warren
Las corrientes de aire que golpean esta franja de la costa en el Pacífico son de un promedio de nueve metros por segundo. Los siete molinos producen 1,575 kilowats de electricidad sobre un terreno inclinado hacia el sur mirando al mar. La fiebre del oro aéreo está en marcha para erigir dos mil más de máquinas de viento, pero el aire caliente no lo hará solo: los glotones codiciosos necesitan tierra, y mucha, para poder levantar sus astas y navajas, y así poner una medida entre la gente y el mismo cielo. Los próximos 500 molinos están previstos para instalarse en 1,300 hectáreas en el pueblo de La Venta y sus alrededores. La próxima ola –a lo largo de la playa y la costa del Mar Muerto del sureste mexicano- significará una suerte de sentencia a muerte para las comunidades indígenas pesqueras que hablan huave y zapoteco, desde San Francisco del Mar hasta San Mateo del Mar. La tierra de la histórica vanguardia de resistencia indígena en México –el Istmo de Tehuantepec- se convertirá entonces en un “parque de energía”, vitrina para poblaciones con rápido desarrollo de la globalización, a ser explotado al mejor postor mientras desplazan la auténtica riqueza de una antigua civilización que sobrevive.

Pero un problema surgió para los codiciosos glotones en su camino a la dominación mundial, vía este estrecho delgadísimo de México donde el Pacífico y el Atlántico se acercan más: las familias que cultivan más de la mitad de esa tierra se han rehusado a ceder los derechos de 700 hectáreas de sus tierras. Y una pelea se gesta entre dos vientos: uno desde arriba y otro desde abajo, rafagueando desde la izquierda, ambos sabiendo que el viento que gane este istmo tendrá una ventaja estratégica en todas las batallas por venir.

No se trata de molinos de viento, relampagueó el Subcomandante Marcos el lunes por la mañana a través de la ventosa planicie. “Se trata de gigantes”.

La glotona ambición por el Istmo de Tehuantepec es un mega proyecto del capital y el Estado que no se detiene en los molinos de viento. También incluye nuevas carreteras y oleoductos conectando los puertos en ambos océanos, una represa hidroeléctrica expandida en Jalapa del Marqués por todo el camino, Mecas turísticas para remplazar a las pequeñas comunidades pesqueras entre Salina Cruz y Huatulco y una nueva zona de maquiladoras –esos molinos de trabajo barato que generan poder pero no del viento, sino de músculos y huesos humanos, a todo lo largo de la frontera méxico estadounidense- que explotará la pobreza de los trabajadores que los mega desarrollos desplazarán de sus tierras y de los recursos naturales que cultivan.

Y así es que a esta planicie airosa vino el Delegado Zero zapatista el lunes por la mañana para aprovechar el viento que solamente manos humanas, y no máquinas, puede recibir: el de la rebelión. “No están solos”, dijo nuevamente a más comunidades de gente en lucha (léase: todavía humanas) en todo el istmo. En la plaza del pueblo de La Venta dijo: “Lucharemos con ustedes contra estos molinos de viento”.

“No hay solución desde arriba”, dijo Marcos señalando al cielo, “Esta vez sí los vamos a derrotar”.

“La Venta no está en venta”

El Otro Periodismo llegó a este pueblo, a veinte minutos de la ciudad de Juchitán, dos días antes de la visita de Marcos, para una reunión en la sede humilde de una habitación de los ganaderos a pequeña escala, y entrevistó, filmó, grabó, fotografió e hizo notas de sus quejas y de sus razones para rehusarse a rentar sus tierras a los molinos de viento gigantes.

Algunos residentes testificaron que no les gusta el ruido que hacen los siete generadores que hay y temor por lo que estruendo de 500 máquinas hará a sus oídos internos. Otros odian el derrame en las granjas de los 400 litros de petróleo que cada generador debe utilizar. A otros no les gustan los términos de “alquiler” –13 pesos (1,20 dólares) al día por hectárea- y otros recuerdan que las promesas hechas por los agentes inmobiliarios de los primeros siete molinos de viento fueron rotas más tarde. “Vinieron”, recuerda el habitante local Alejo Girón sobre lo que ocurrió cuando se instalaron esos siete molinos de viento, “diciendo mentiras, prometiendo de 300 a 500 pesos al día por hectárea, pero una vez que los molinos estuvieron levantados pagaron solamente dos pesos por día (veinte centavos de dólar), y solamente los días que los molinos de viento generaban luz” (Los aerogenerados no trabajan 60 por ciento del tiempo, cuando hay mucho o muy poco viento). “Hubo las mismas promesas rotas en los años sesenta, cuando un proyecto de riego experimental debía traernos agua, solamente para ver setenta por ciento del agua de esa presa irse a la refinería estatal de petróleo, y ahora aquí no tenemos agua”.

Otros más invocaron el tratado de la Organización Mundial de Comercio, que establece que los pueblos indígenas tienen un derecho a la información honesta sobre propuestas de desarrollo en sus tierras, y resaltaron la completa ausencia de esa información por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y de las ocho compañías extranjeras que desean desarrollar estos monstruos, sobre los detalles del impacto del mega proyecto en su salud y en sus vidas. La gente está sedienta de información adecuada. “Queremos saber de gente en otros países, sobre su experiencia con estos aparatos de viento”, dijo al Otro Periodismo Jonás Marcos Ayala, un joven líder de esta lucha, “Por favor pídanles que nos ayuden a conocer más”.

“Las compañías están pagando ‘coyotes’ [prestanombres] para que traten de convencer a otra gente de acá para alquilarles la tierra”, agregó Girón. “Están tratando de trampearnos por todos lados. ¡El último rumor que se esparció fue que Marcos viene a cortar los siete molinos de viento que hay!”.


El Isthmo de Tehuantepec en la costa pacífica de Oaxaca.

Otros quieren simplemente seguir comiendo pescado. Sus amigos y sus parientes en las cercanas comunidades pesqueras junto al Mar Muerto están levantados en armas contra el prospecto de tener un muro natural entre sus dos hábitats de pesca (ver mapa) –y su regulación de temporada del flujo de agua salada y dulce, de ida y vuelta, que crea una mezcla única de especies para los pescadores-, ya que el mega plan plantea que se construyan en la parte de arriba más molinos de viento que tiran petróleo. Ediberto –un pescador de San Mateo del Mar- vino a La Venta el lunes para decir a la comunidad vecina: “Nos hemos organizado para protestar y para decirle no al corredor de viento. Nosotros, los pescadores y criadores de camarón hemos visto la contaminación que producen los derrames de petróleo y provocan cambios en las corrientes de agua. Hemos visto la arena llena de tortugas y pescados muertos. ¿Qué pasaría con dos mil molinos de viento en nuestra región? No hemos sido consultados ni informados. Este proyecto podría traer la muerte de nuestras especies marinas, nuestros trabajos y, así, nuestra identidad cultural”.


Investigadora mexicana Sofía Olhovich: “El proyecto busca levantar un total de 2,100 molinos de viento. Those mills will cover 110,000 hectares. Esos molinos cubrirán 110 mil hectáreas”.
Foto: D.R. 2006 Annie P. Warren
“El proyecto busca levantar un total de 2,100 molinos de viento”, afirma la investigadora mexicana y luchadora social Sofía Olhovich (quien, mientras con su esposo, el ex preso político Carlos Manzo, estuvo organizando la Otra Campaña desde Unión Hidalgo, también espera un bebé en dos semanas). “Esos molinos cubrirán 110 mil hectáreas”, agregó.

Las corporaciones multinacionales –de España, Francia y Estados Unidos- han alienado agentes de bolsa para comprar y revender el poder generado por el Paque Eólico. Carlos Manzo sugirió que “una manera en la que los compañeros de esos países podrían ayudar es hacer ruido en esos países y ciudades donde esas multinacionales se ubican; informar al público de sus planes para destruir nuestra tierra y cultura aquí”. Esas corporaciones son Endesa, Gamesa, Iberdrola, Preneal (de España); Energía del Istmo (asociada con Electricité de Francia), Fuerza Eólica (asociada con General Electric), Cader-EHN y Eoliatec.

“Los agentes inmobiliarios están encontrando verdadera oposición en San Mateo del Mar”, apuntó la investigadora Betina Cruz, una nativa de Juchitán que actualmente hace trabajo de campo en la región, estudiando el Plan Puebla Panamá del gobierno mexicano –del que el Parque de Viento es la piedra fundamental- para su beca en la Universidad de Barcelona. “Estos pescadores votaron en una asamblea popular que no permitirán entrar a los agentes de bienes raíces”.

Película ya vista

Cualquiera que crea que el bombo neoliberal de que cualquier fuente de energía eléctrica alternativa a los combustibles fósiles o atómicos es por consecuencia “buena” –sin mirar el tamaño del proyecto, su centralización o quién se beneficia o no-, debería visitar al olvidado pueblo de Jalapa del Marqués, en el camino montañoso entre estos pueblos costeros y la ciudad de Oaxaca. Hasta los años cincuenta, Jalapa era una comunidad agrícola –básicamente de maíz, frijoles y frutas tropicales- junto a un pequeño río. Pero en 1961 el gobierno mexicano construyó una presa, inundando el pueblo. Durante la temporada seca la guaja de la torre de la iglesia local emerge sobre el agua. Sumergidos quedan los hogares donde vivió gente alguna vez.


Vista de Jalapa del Marques
Foto: D.R. 2006 Annie P. Warren
El Estado movió a los ciudadanos cerro arriba, dándoles nuevas casas y prometiéndoles que no tendrían que pagar por agua para desahogar sus nuevos baños. Pero el agua gratuita nunca llegó. Varios pobladores murieron cruzando el camino cercano de noche para ir al baño, atropellados por camiones y autos, recuerda Reyes Villalobos García, que tenía 18 años “cuando llegó el cambio” (tiene ahora 63). Recordando que esta gente del campo, mucho antes de la popularidad del papel de baño, solía limpiarse con hojas de maíz, nos dijo: “Tenemos un dicho por aquí sobre esas muertes: ‘Murieron con una hoja de maíz en las manos”.

Hoy Jalapa del Marqués es hogar de una mezcolanza de pueblos desplazados, muchos desarraigados de su identidad cultura que disfrutaban sus padres zapotecos, huaves o mixes. Otros simplemente cayeron por acá, desplazados de otras regiones empobrecidas, o como resultado de una invasión de tierras apoyada por el gobierno hace años. Muchas de las calles están pavimentadas con concreto, pero en pocos hay autos estacionados o circulando en ellas. Las bicicletas son más comunes. Una calle vacía es más común todavía. La mayoría de las casas está hecha de tabique. Este pueblo de 10,491 habitantes estaba casi quieto el domingo, que después de todo es un día de descanso. Pero cuando sus corresponsales regresaron el lunes, un día de semana, todavía parecía un pueblo fantasma diseñado por planificadores gubernamentales.

Muchos viven y trabajan la tierra cerca de la vasta extensión del lago artificial que cubre la vieja Jalapa. Otros pescan ahí. Las únicas industrias son el cultivo y la pesca, y unos cuantos restaurantes en la carretera Cristóbal Colón (Federal 190) que sirven mojarras a los camioneros y otros paseantes. La Comisión Federal de Electricidad de México (CFE) quiere elevar el nivel de la presa y construir una planta hidroeléctrica de 20 megawatts de capacidad, con un costo de 22 millones de dólares, un proyecto que desplazará familias de sus hogares y granjeros de sus tierras.


Eteilina Morales Hernández (derecha)
Foto: D.R. 2006 Annie P. Warren
El pasado sábado, el periodista auténtico local César Martínez Morales (ver nota adjunta) guió al equipo móvil del Otro Periodismo cerro arriba para mirar desde arriba el lago y explicar qué casas y granjas serían inundadas, con su gente desplazada. En el mercado local la mujer que vende pescado ahí, Eteilina Morales Hernández, expresó su punto de vista sobre la nueva presa que destruiría a los pescadores locales y causaría hambre en el pueblo. Mientras limpiaba un pulpo, explicó: “Como es hay veces en que el lago no da pescado, así que tenemos que comprar pescado de agua salada más caro para complementarlo, para que la gente pueda comer”.

Como en La Venta y en los pueblos pesqueros de la costa, la gente de Jalapa del Marqués ha recibido poca información de parte del Estado sobre cómo el aumento en el nivel de la presa impactará sus vidas, pero la experiencia de 1961 está aún lo bastante fresca en la memoria, la pobreza extrema en que viven es tan evidente que no creerían nada de lo que la CFE les dijera. Ya saben lo mismo que la gente de La Venta: que las promesas de los desarrolladores del gran proyecto energético, de más riqueza y cosas gratis para los residentes locales, son promesas que seguro serán rotas.

Estratégica desde arriba… y desde abajo

“Esta región es muy estratégica para lo que están arriba”, dijo el Subcomandante Marcos a unos doscientos adherentes a la Sexta Declaración zapatista que vinieron de todo el istmo a este tercer día de pequeñas reuniones y un gran encuentro. “Pero es también estratégico desde abajo”.

Su mensaje, aquí y en todas partes, fue que la gente de La Venta debe ayudar a la gente de Jalapa del Marqués, y viceversa, contra el enemigo común, y que los otros movimientos indígenas y sociales de la región deberán hacer lo mismo. “Les pedimos que, como una región, creen una Comisión de Correspondencia para mantener a su gente aquí informada de lo que pasa… su lucha será reportada por los medios alternativos”.

Foto: D.R. 2006 Annie P. Warren
A cada parada al lado del camino, el énfasis del Delegado Zero sobre la importancia de la comunicación entre regiones “para construir una lucha anticapitalista nacional” se vuelve una parte más prominente de su discurso: “Esta es la Otra Campaña que queríamos… durante esta fase de la campaña, queríamos que todos se conocieran”.

Lo que sigue después, amable lector, aunque no será mera consecuencia de lo que pase en el Istmo de Tehuantepec, sino además de si sus quejas encuentran lugar en la tormenta nacional e internacional que desata la gira del Delegado Zero, parado como quijote o quizá como David ante los gigantes. Mientras estas luchas de Chiapas a Quintana Roo a Yucatán a Campeche a Tabasco a Veracruz y ahora a Oaxaca se amontonan, existe el peligro de las luchas en el último estado que Marcos visitó se olviden mientras aparecen las nuevas delante en los siguientes 24 estados mexicanos, más el Distrito Federal.

Y estos lugares sumados se cargan en los de nosotros que él llama “medios alternativos” no solamente para hablar de la ocasión y reportar coherentemente sobre “la lucha de la semana”, sino para que podamos también establecer comunicación duradera con los luchadores en cada lugar, que continuemos siguiendo el progreso, denunciando represiones, sin dejar a ningún preso político atrás, para poner la luz nacional e internacional sobre ellos (porque es más difícil para los poderosos extinguir alguien en la luz que en la oscuridad).

La tarea se vuelve más desalentadora cada día, en cada parada de esta caravana. Se levanta por encima de todos nosotros. Alguien –don Quijote, el Delegado Zero, tú o yo- podría hasta llamarla un gigante.

Hoy, mientras su corresponsal tecle, 22 miembros del Otro Periodismo, el equipo de Narco News y la Brigada Flores Magón, han reunido sus humildes recursos y están ofreciendo voluntariamente sus talentos para el reporteo, el audio, el video, la fotografía y la logística para traerles estas historias verdaderas. Nuestros esfuerzos crecen, pero también el gigante. Sigan soñando el sueño imposible. Manden resorteras y piedras mientras puedan. La batalla ha comenzado. Continuará...

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