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El discurso de Marcos pide al pueblo escucharse entre sí

En Anenecuilco, Morelos, el subcomandante zapatista “marca la raya” frente a la campaña electoral


Por Bertha Rodríguez Santos
El Otro Periodismo con La Otra Campaña en Morelos

15 de abril 2006

Anenecuilco, Morelos, México.– Un profundo sentimiento de conexión entre la gente del pueblo y el delegado zapatista de la comisión que impulsa la Sexta Declaración de La Selva Lacandona, subcomandante Insurgente Marcos, se manifestó en estas tierras en las que el espíritu noble y valiente que guió la lucha revolucionaria del general Emiliano Zapata Salazar aún se percibe entre los campesinos y gente de abajo.

Los gestos de afecto hacia el delegado zapatista se manifiestan después y a pesar de la historia que le dió origen a este movimiento: la violencia de los ricos hacia los campesinos, la represión, la sangre, el sufrimiento, las vidas cegadas de aquellos que se han suicidado porque ya no tenían forma de sobrevir a las crisis económicas, la falta de empleo y el hambre, el robo descarado de la tierra y el territorio; historias truncadas de aquellas almas devoradas por un sistema que coloca al ser humano al borde del abismo.

La visita de Marcos en cualquier parte del país resulta un evento especial, según lo expresa la gente, sobretodo entre los olvidados del campo. Las palabras de Marcos, lejos de los elaborados discursos de los políticos, surgen tranquilamente, muchas veces con una gran dosis de humor que rompen con el gastado y vacío verbo que se escucha en los medios masivos de comunicación. Son palabras, que sin leerlas de un guión, Marcos comparte más como una plática entre amigos. En otros momentos, son palabras con una fuerte carga rebelde.

De esa manera logra conectarse con la gente (como dijo el profesor Alberto Híjar al Otro Periodismo, Marcos —a diferencia de muchos activistas y políticos— utiliza “el lenguaje chueco del pueblo”). A través de su voz, se percibe con más claridad de qué se trata la Otra Campaña.

El recorrido del Delegado Zero consiste en escuchar, pensar y sintetizar las angustias, los dolores, las muertes, los sufrimientos, los sueños, las aspiraciones de los que nada tienen y con esas experiencias, ir construyendo entre todos, lo que queremos hacer de este mundo y este país antes de que se nos escurra por completo de las manos.

La Otra Campaña es un desafío a la imaginación, la tolerancia y la inteligencia, es una prueba de fuego donde se comprobará la autenticidad existente entre el discurso y la práctica, entre las palabras y los hechos, entre el ego y la escencia del ser humano y sus más nobles aspiraciones: Libertad, Justicia y Democracia.


Marcos con una pulsera Huichol
Foto: D.R. 2006 Nives Gobo
Es un compromiso de quienes con su trabajo aportan su granito de arena a la construcción de otro México. Y Entre todas las voces que intentan forjar ese otro país, se escucha la de los campesinos, quienes muy a su modo se dirigen al Delegado Zero como Tata (término que utilizan los indígenas de Michoacán al hablar con personas de respeto) Marcos; Hermano Marcos como lo llamaron integrantes de las comunidades eclesiales de base del área de Tetelcingo, Morelos; un hombre sensible, un guerrillero. Con frecuencia, la gente lo llama “Comandante Zero”, Comandante Zeta, etc. a pesar de que el mismo Marcos les aclara que no es comandante sino subcomandante, y como señaló al iniciar la gira en Chiapas, se considera un “cero a la izquierda”. (El apodo de “Comandante Zero” irrita evidentamente al Sup quizá también porque la gente que lo utiliza ignora que éste fue el nombre de guerra del ex-sandinista nicaragüense Edén Pastora, quien después se alió a los paramilitares “contras” apoyados por los EEUU).

Otros dicen que Marcos ya no es Marcos sino la encarnación de algo que todos quisiéramos ser: el Zorro, Robin Hood, Chucho el Roto, un poeta enamorado, un amante de la vida y enemigo del aburrimiento y la solemnidad. Como sea, el mismo Marcos a veces se asume como indígena, como mujer, etc. al hablar de “nosotros los indígenas” o “nosotras las mujeres”.

A veces los representantes de las comunidades son los que explican de manera más clara lo que lastima al México de abajo y la forma en la que les gustaría vivir; ellos son quienes enseñan a Marcos la riqueza de este país. Le entregan poemas, lo hacen acompañar de chinelos (personas que se burlan de los blancos disfrazándose de reyes,etc.), le cuelgan collares de flores de mayo o Guiechachi, le entregan cuexcomates o recipientes antiguos que guardan el maíz, e incluso en los pueblos huicholes le regalaron dos coloridas pulseras, una con la figura de la planta sagrada del peyote, que aún luce mientras toma apuntes de los testimonios de la gente que lucha en cada estado.

En Tetelcingo, Morelos, los católicos le cantaron: “En este rincón de América, el futuro está naciendo, un hombre de sangre joven por los valles va diciendo que por esta fecunda tierra, un hombre nuevo va naciendo”.

En Morelia, Michoacán, los jóvenes cantaron mientras marchaban: “Mar-cos es- un in-sur-gente, lo-quiere- toda- la gente, yo- tam-bién soy- za-pa-tista, mar-xis-ta-leni-nista”.

Los hombres del campo, a veces con un nudo en la garganta, se comprometen: “si yo me quedo solo no importa, tendrán que pasar por encima, pero por mi tierra no pasan”, además de asegurar que lucharán hasta el fin para defender su tierra, sus recursos naturales y sus derechos.

Otras veces, como en la Barranca de Los Sauces, en medio de una zona residencial de Cuernavaca, el regalo es para todos. Se trata de una lección inolvidable. Frente a un roble, un árbol de guayaba, un laurel y otros dos árboles de sombra, Flora Guerrero, Carlos Pérez, Alberto Mora, Azalea Calleja, Ruth Jimenez y Astrid Arias se encadenaron para impedir que la maquinaria que pretendía comenzar los trabajos de construcción de un puente, los arrancara.

El 10 de abril, alrededor de las 9 de la mañana los vecinos agrupados en la organización ambientalista Guardianes de los Arboles, quienes desde el miércoles 5 de abril mantenían un plantón en la entrada de la barranca, fueron testigos del arribo de cuatro patrullas de la policía estatal y de la policía montada así como unos 20 granaderos.

Con ellos iban dos ambulancias previendo que el desalojo de los manifestantes sería violento. Sin embargo, al enterarse que la caravana de La Otra Campaña se estaba trasladando hacia el lugar, los policías salieron “corriendo como gallinas”.

“Nos salvaron la vida. Nos salvaron de la represión”, dirían más tarde los ecologistas.

Dentro de la barranca corre el río Salto de San Antón, muy contaminado por las aguas negras de la ciudad anteriormente considerada la “eterna primavera”, se erigen grandiosos, varios ahuehuetes y palos de amate así como una gran diversidad de flora y fauna entre la que se distinguen iguanas, guacamayas, etc.

La presencia del veterano guerrillero Félix Serdán, quien peleó junto a Rubén Jaramillo por los derechos de los trabajadores del ingenio azucarero de Zacatepec, animó el plantón. Los machetes que “si cortan cuero” de los campesinos de Atenco, calentaron el ánimo de los presentes.

De comunidad en comunidad, el Delegado Zero, luego de escuchar a los participantes, ofrece sus palabras, a veces en intervenciones cortas y en otras ocasiones extensas. En todas, toca los grandes temas de la Otra Campaña anticapitalista, con frequencia incorporando las historias de las luchas locales. Los detalles cambian —nunca ofrece el mismo discurso dos veces— pero los grandes temas como el problema con los partidos y el sistema político, aparecen en multiples formas una y otra vez. Por ejemplo, algunas veces en comunidades rurales o indígenas habla de la historia de como se fundó y creció el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas antes del levantamiento de 1994.

“Que nos regalen su oido para escuchar a otros”

En Anenecuilco, pueblo en que yacen los restos de Zapata, el 11 de abril, el Delegado Zero “marcó la raya” entre la tradicional forma de hacer política, que en estos tiempos se caracteriza por derrochar miles de millones de pesos en propaganda electoral en busca de la presidencia de la República, y La Otra Campaña.

Al referirse a los tiempos electoreros que vive nuestro país comparó los partidos políticos con los antiguos empleados de los ricos hacendados: “Esos que están allá arriba tienen esto que llamamos capataces para hacer una referencia a la hacienda porfirista que fue destruida por el movimiento campesino de Emiliano Zapata, que son para nosotros los partidos políticos”.

Habla de la versión moderna de las tiendas de raya, propiedad de los hacendados y donde en lugar de dinero, los peones usaban fichas para adquirir los productos necesarios para sobrevivir a la esclavitud en las fincas.“La base de este sistema que estamos enfrentando es la mercancía”, dice Marcos y agrega: “Este sistema capitalista todo lo convierte en mercancía y en estos momentos, en en este año y en estos meses, estamos viendo la conversión de la política en una mercancía y en ese sentido, como antes, ofrecen una ropa, unos zapatos, un shampoo. Ahora ofrecen candidatos y partidos políticos”.

“De un tiempo para acá, las propuestas políticas, las organizaciones que están allá arriba disputando el gobierno, queriendo ser gobierno no importa, —si hay una lectura atenta, que es lo que tenemos que hacer como parte de La Otra Campaña de las propuestas de los políticos— no hay ninguna diferencia entre uno y otro”.

Frente a cooperativistas y practicantes de la teología de la liberación, entre otros adherentes, Marcos explicó: “Es decir, no se está proponiendo realmente una transformación de las condiciones que estamos padeciendo. Y entonces, como la propuesta política ya no trata de ser llevada adelante, entonces, nos están ofreciendo una mercancía, un candidato, ya ni siquiera un partido político. Y sobre ese candidato se construye una campaña publicitaria”.

“Nosotros —continuó— nosotras como trabajadores, sea del campo o de la ciudad, como maestros, como estudiantes, incluso, como comunidades eclesiales de base, somos los consumidores que nos han dado una tarjeta de crédito que se llama la credencial de elector y solo se usa cada tres años o cada seis años, y esa tarjeta de crédito es cedida al candidato que resulte ganador para que haga uso de ella y obtenga ganancias durante tres, durante seis años”.

En plena guerra propagandísta entre los candidatos presidenciales, dijo: “Durante este periodo nosotros somos unos consumidores más. Tratan de convencernos a cada quien de que el producto que vamos a consumir es el bueno pero resulta que no es lo mismo un campesino sin tierra, que un vendedor ambulante, que un gran propietario de los medios de producción, un terrateniente, el dueño de la Coca-Cola, o los gerentes, que la gente que está vendiendo aguas frescas en el mercado”.

“Entonces, se trata de que el mismo candidato, el mismo producto convenza a uno y a otro. Si nosotros analizamos esto bien, pues nos vamos a dar cuenta de que no quiere lo mismo el vendedor ambulante o el campesino sin tierrra que el gran terrateniente, que el gran poseedor también de un centro comercial”.

Marcos, aclara: “Nos encontramos que este producto que se está vendiendo en las elecciones cambia. Cuando habla con empresarios les dice ‘Yo soy el bueno’, cuando habla con campesinos, ‘yo soy el bueno’ y según como va enfrentando al consumidor, le dice, ‘yo soy el bueno’”.

El delegado Zero habla sobre algo que todos quieren escuchar y va al grano. “Está esta trampa que dice, el político que dice que yo voy a gobernar, voy a dirigir este país para favorecer a todos, ‘para el bien de todos’, ‘para que las cosas se hagan’, dice (Roberto) Madrazo (candidato del Partido Revolucionario Institucional, o PRI); ‘Para el bien de todos’, dice (Andrés Manuel) López Obrador (candidato del Partido de la Revolución Democrática, o PRD) , y (Felipe) Calderón no sé si alcanza a formular alguna propuesta —mira a la concurrencia y sonríe con los ojos—, que es el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), que tiene las manos limpias, dice, que puede lavar los platos, es lo que está proponiendo el candidato del Partido Acción Nacional y lo que nosotros estamos proponiendo en La Otra Campaña es exactamente lo contrario. Primero, no estamos vendiendo un producto, ni siquiera una candidatura, un partido o un proyecto de nación y no solo eso sino lo que estamos haciendo es tratar de construir desde abajo otra cosa, y esto de otra cosa es completamente radical en su diferencia respecto a lo que está pasando allá arriba”.

Alude a lo que está siempre a la vista pero muchos pasan por alto: “No se trata de convencer a unos y a otros de lo imposible y cualquier gente que esté abajo sabe que conforme va avanzando su miseria va avanzado la riqueza del de arriba. Si hay un recorrido por el Morelos que estamos encontrando, encontramos estas diferencias: zonas residenciales, grandes centros comerciales por un lado y casi inmediatamente zonas en la más profunda miseria y en la desesperación y en este avance de conquista —nosotros decimos, una Guerra de Conquista como hace 500 años— empieza a hacerse cada vez más brutal y más sanguinaria y como decimos nosotros, como si el rico no tuviera llenadero, como si no bastara con que tuviera, seis, siete casas, vehículos, viajes al extranjero, buena ropa, y quisiera todavía más”.

El zapatista ilustra: “Y entonces, se trata, decimos nosotros, que hay la gente que tiene mucho dinero y (dice:) ‘hay que venderles las cosas caras’ y hay gente que tiene poco dinero, y uno pensara, ‘no, pues lo van a dejar en paz’, también quieren eso que tenemos en el bolsillo”.

Toca fibras personales: “Entonces, se abre esta línea por el lado de la política de arriba, que dice ‘apuesten todo lo que tengan’ aunque sea muy poco; que allá arriba alguien les va a resolver el problema. Y esta apuesta que se necesita renovar cada tres o cada seis años, resulta para nosotros en que lo que hay en el bolsillo se va reduciendo, lo que hay en la mesa a la hora de comer es menos y es de peor calidad pero ahora está el agregado de que aparece una destrucción y una muerte que antes no estaba y esto es particularmente doloroso en Morelos y siempre ha sido un emblema en el país por su riqueza natural: el agua, los bosques, el aire, de hecho, esto también esto se convirtió en una mercancía y por eso fue poblado Morelos, no ahora con lo grandes hacendados que fueron contra los que se rebeló Zapata sino en el lugar del hacendado (está) el empresario turístico, el empresario de inmobiliarias, y donde antes había haciendas y luego ejidos y comunidades, tierras comunales ahora se levantan zonas residenciales, centros comerciales y centros turísticos”.

Otra vez recurre a la ironía, al humor: “Nosotros pudiéramos pensar que el capitalismo se va apoderar de esto y va a cuidar la naturaleza pues para poder disfrutarla pero el capitalismo es tan idiota y su máximo representante aquí es Estrata Cagui… Cajigal… Caguijal decimos nosotros porque nada más la está cagando a cada rato, en su afán de ganancia”, dijo despertando carcajadas .

Marcos revela la relación entre los políticos y el sistema capitalista. “Se trata de ganar dinero, no importa lo que se esté destruyendo, y no importa que esa destrucción vaya incluso en contra de sus intereses. Si alguien piensa que el capitalismo tiene una racionalidad, a la hora que va recorriendo el proceso de destrucción que está haciendo en todas partes, se da cuenta que no. El capital es un gran criminal idiota y estúpido”.

Argumenta: “Nosotros podríamos hacer el esfuerzo de tratar de convencer al capital de que sea más racional, que piense bien las cosas, de que no sea tan idiota, pues. Entonces, se abre toda una línea respecto a esta zona de destrucción en que se ha convertido el país, que dice, ‘vamos a tratar de humanizar al capitalismo, vamos a racionalizarlo, vamos a hacerlo bueno’, esa es la propuesta que se está jugando allá arriba”.

Marcos hace énfasis: “Los que estamos en La Otra Campaña pensamos que es inútil, que no va a tener ningún resultado porque la base del capitalismo, es la base de su origen. Así como nació resumando sangre, lodo y mierda, así ha crecido y así se desarrolla”.

“No se trata de cambiar de gobierno, sino de cambiar de sistema”

“Entonces, nosotros decimos, ‘vamos a hacer otra cosa’, nosotros como zapatistas y nosotros y nosotras, con todas las organizaciones, grupos, colectivos que estamos en La Otra Campaña, familias que han aparecido aquí, individuos también como han aparecido aquí y nosotros apostamos a que abajo vamos a encontrar muchos grupos pequeños, porque el éxito del mercado electoral es que haya —a lo bestia— gente que vote por alguien. Están disputando millones de gentes y nosotros estamos hablando con 10, 15 personas y a veces, como dijo el compañero, espérabamos cien y de repente llegó la raza de otras partes —¡Qué bueno!—, nosotros estamos apostando a esto y cada quien siente que su lucha es muy pequeña, (que) no alcanza a oponerse a lo que es muy grande. La Otra Campaña dice ‘si, somos pequeños de por sí pero si logramos unir toda esta fuerza ya no vamos a ser tan pequeños, no vamos a ser tan pocos y sobretodo, ya no vamos a estar separados’”.

El portavoz zapatista personaliza, es directo: “Eso es lo que está tratando de hacer La Otra Campaña: vamos a escuchar a la gente, vamos a encontrarla y vamos a encontrar lo otro. Ya en otros estados hemos encontrado a la otra iglesia y aquí nos referimos a las comunidades eclesiales de base que tanta luz despidieron en Morelos y siguen despidiendo. Pero entonces, había un hombre que era don Sergio Méndez Arceo (fallecido Obispo de Cuernavaca y pioniero en la teología de la liberación), que digamos que sintetizaba, concentraba esta luz, y que no dudó —pudo haber sido (Obsipo ultraderechista del Estado de México) Onésimo Zepeda, pero Sergio Méndez Arceo eligió ser Sergio Méndez Arceo—, decidió ser no un ministro o predicador de la iglesia que estuviera al servicio del poderoso y que al pobre le predicara la resignación”.

Marcos proporciona detalles de cómo se va construyendo el movimiento: “Lo que estamos diciendo es que vamos a unir esta otra iglesia con los otros homosexuales y lesbianas, con otro movimiento obrero, con otro movimiento campesino, con otro movimiento estudiantil, juvenil, de mujeres, de pueblos indios, y vamos a descrubrir que se abren en nuestro país, apartir de este año 2006, dos grandes vías: la que lleva la destrucción de nuestra tierra y de nosotros como mexicanos y mexicanas o la que posibilita empezar a construir otra cosa, otro país”.

El Delegado Zero comparte una certeza: “Lo que nos va acabar de vestir, de definir, va a ser el producto de esta escucha masiva a nivel nacional con la gente de abajo. (Es) la que nos va a decir qué somos, qué queremos y a dónde vamos”.

Asegura: “Por eso la VI Declaración de la Selva Lacandona parte de una definición fundamental que es: nosotros estamos contra esos de arriba, son nuestros enemigos, no queremos convertirlos ni humanizarlos, ni decirles que no sean tan bestias ni darles cursos de humanismo, lo que queremos es destruirlos a ellos y a quienes les están sirviendo, los partidos políticos”.

“A la hora que define la VI Declaración y La Otra Campaña al enemigo, define su horizonte, no se trata de cambiar de gobierno, sino de cambiar de sistema, y a la hora de cambiar de sistema, viene todo lo demás: cambiar la propiedad de la tierra, la propiedad de la política, el quehacer de la política, y entre otras cosas también el quehacer religioso, con la creencia que tenga cada quien o que no tenga creencia, esto empieza a producir pues otros efectos”.

Disipa incertidumbres: “Ya sabemos qué es lo que no queremos. No queremos este sistema porque a cada quien le da un dolor y además, le cobra todavía. Eso es lo absurdo de las elecciones este año: nos están vendiendo un dolor y además nos lo están cobrando y nos lo van a cobrar los próximos seis años si los dejamos porque La Otra Campaña, todos los que estamos en La Otra Campaña no lo vamos a permitir”.

Llega al meollo, a la raíz que sostiene este movimiento “Se trata de otra política y eso es lo que se está jugando aquí: que todas estas otras y otros, que todas estas organizaciones políticas de izquierda, otros movimientos, todo lo otro que vimos, es hacer otra política y nosotros confiamos que la gente va a entender que esto es diferente y que va a valer, no importa su tamaño, no importa si es una persona individual, no importa si es un anciano al que nadie respeta o una anciana; no importa si es un niño al que todos desprecian o hacen un lado porque todavía no tiene juicio,dicen; no importa si es una mujer; no importa si es un indígena que no sabe hablar, leer ni escribir, lo que importa es el corazón y el objetivo que tenemos de hacer otro país”.

Analiza en seco: “El llamado de La Otra Campaña no sería tan dramático si no pasara lo que está pasando ahorita. Nosotros decimos: ‘no se trata de un proyecto a largo plazo’; allá arriba, los sectores de izquierda moderada, tan moderada que son de derecha, los intelectuales dicen ‘si, lo que están plandeando los de La Otra Campaña es muy bonito y muy bueno, así como Gandhi, como el cristianismo antiguo y todo eso, pero dentro de cien años eso es lo que va a pasar, ahorita lo que hay que hacer es resolver esto’. No, no da el país para tanto. Nuestro llamado es dramático porque nosotros decimos: ‘si nosotros y nosotras o los otros y las otras que somos de por sí no hacemos lo que tenemos que hacer, no va a haber nada de lo que vemos ahora, por lo que luchamos”.

El sup amarra compromisos: “Nosotros estamos planteando esto: lo que va a pasar, lo vamos a ver, no importa la edad, no es algo que vaya a transformarse dentro de muchos años y tal vez vean nuestros hijos o nuestros nietos —bueno, los que tienen—, sino es algo que tenemos que hacer nosotras y nosotros; tenemos que ver por qué es necesario así como nos estamos haciendo todos y todas actores de este proceso, nos hagamos sus conductores”.

Invita a los escuchas a hacer suyo el movimiento y pelear por el espacio a través de la comunicación: “Nosotros debemos, decimos, entrar a La Otra Campaña, conquistar nuestro espacio ahí, construirlo y defenderlo como mujeres, como niños, como jóvenes, como ancianos, como pueblos indios, como obreros, como estudiantes, como maestros, como lo que sea cada quien: homosexuales, lesbianas… Tenemos que conquistar ese espacio, defenderlo y convencer a La Otra Campaña de nuestra existencia. Y eso se conquista de dos formas: a los madrazos y con la palabra y La Otra Campaña ha elegido la palabra”.

“En esta etapa así como nos han regalado su palabra, a partir de ahora les pedimos que nos regalen su oido para escuchar a otros”.

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