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El Plan México deja sus primeras víctimas en las aguas sucias de las inundaciones de Tabasco

Con un estado entero bajo el agua, Calderón tiene tropas militares buscando autmóviles cargados de drogas, en lugar de ayudar


Por Greg Berger
Especial para The Narco News Bulletin

1 de noviembre 2007

Villahermosa, la capital del estado de Tabasco, se encuentra actualmente bajo el agua. Las mas fuertes lluvias de las que se haya tenido memoria, han empujado las aguas de al menos siete ríos del estado hacia sus orillas. En muchos barrios de la capital, los tejados son las únicas cosas que flotan en las aguas desbordadas del Río Grijalba, mientras que en otros, las casas se han hundido completamente bajo las profundidades. Justamente como vimos en Nueva Orleáns durante los días siguientes al Huracán Katrina, innumerables vidas, indudablemente, han sido devoradas por las aguas turbias.

Pero al igual que la tragedia que golpeó a Louisiana, este desastre no es totalmente natural. Es un suceso natural trágico, cuyos efectos podrían haber sido mitigados de no ser porque el el gobierno mexicano está tan peligrosamente postrado a la Administración Bush, que es incapaz de asumir sus responsabilidades más básicas, entregándoselas a sus ciudadanos, mientras firma un acuerdo de 1,400 millones de dólares destinados a la guerra contra las drogas, y que es conocido como “Plan México

Pero, ustedes podrían preguntarse, ¿cuál es la conexión entre el Plan México y las fuertes lluvias del Sureste mexicano?

El Ejército Mexicano durante los últimos años ha sido enviado durante desastres naturales para brindar ayuda humanitarias y para llevar a cabo labores de rescate, como ocurrió tras la desgracia que trajo consigo la erupción del Volcán de Popocatepetl en el 2000. Esta práctica es controvertida, ya que ejército ha sido asociado, desde hace tiempo, con violaciones a los derechos humanos. Mucha gente, especialmente en zonas pobres, rurales e indígenas de México, no confía en su presencia. Pero en años recientes, las autoridades han notado esto y comenzaron a enviar soldados sin armas. Aunque esto no significa que sean los soldados más “amables y gentiles” (el ejército continúa cometiendo abusos contra los ciudadanos) el uso de militares durante desastres era un ejemplo de cómo debería ser un gobierno mexicano verdaderamente dispuesto a servir a su gente.

Luego, Felipe Calderón llegó al poder entre acusaciones válidas de fraude electoral, y la fachada “suave” del Ejército Mexicano “amable y gentil” desapareció.

Prácticamente desde sus primeros días en el cargo, Calderón desplegó el Ejército en todas las zonas campesinas de México para “luchar contra el narcotráfico”. Lo que ha significado enviar soldados, fuertemente armados, para patrullar las densas áreas rurales de todo el país, desde Tijuana hasta Cuernavaca y Morelia. Simultáneamente, se han abierto puestos militares de control a lo largo de México donde vehículos se paran y se revisan ilegalmente. Esta absurda iniciativa no ha frenado el flujo de drogas, sino que, por el contrario, los crímenes relacionados con ellas se han incrementado desde que se dio inició el programa. Sin embargo, lo que realmente ha pasado es que se incrementaron los atropellos y abusos de ciudadanos mexicanos inocentes. En lo que presenta una espeluznante semejanza a cómo se ha comportado el ejercito estadounidense en Irak, los soldados mexicanos dispararon a cinco miembros de una familia en el estado de Sinaloa, entre los que se encontraban tres niños, el pasado junio, cuando accidentalmente bajaron la velocidad de su auto en uno de los puestos de control de Calderón.

Muchos críticos creen que, de hecho, el proyecto es un conveniente pretexto para aumentar el envío de soldados a regiones de potencial agitación social, como Oaxaca, Chiapas y Michoacan. Por ejemplo, durante el levantamiento civil del año pasado en Oaxaca, fue la gente del estado de Michoacan que conformaron la Asamblea Popular de los Pueblos de Michoacan, tomando a la APPO de Oaxaca como modelo. Cuando parecía que el levantamiento de Oaxaca podría extenderse, Michoacan se vio como un lugar probable para que la lucha continuara. Curiosamente, este fue el primer estado al que Calderón envió tropas “para combatir al narcotráfico”, una vez hubo ocupado su cargo.

El proyecto fue aplaudido por el gobierno estadounidense desde el comienzo, y propició un acuerdo entre Bush y Calderón, esa misma semana, donde Estados Unidos le entregó 1,400 millones de dólares a México para continuar el programa. El proyecto ya ha sido apodado en la prensa como “Plan México”, haciendo referencia al “Plan Colombia”, el devastador paquete de ayuda militar que el gobierno estadounidense le dio a Colombia, el cual ha suministrado recursos para un ejército brutal que trabaja con escuadrones de la muerte derechistas, y ha dañado considerablemente los campos colombianos, cubriendo cientos de miles de hectáreas con herbicidas tóxicos. El “Plan México”, la primera colaboración a un programa antidrogas de escala similar propuesto desde entonces, fue aprobado por Calderón sin consultar con el congreso mexicano y, menos aún, a los ciudadanos.

¿Qué tiene que ver todo esto con la inundación de Tabasco? El gobernador de Tabasco, Andrés Granier, hizo un recorrido por medios de radio y televisión, lamentando la falta de mano de obra para ayudar en las labores de evacuación, rescate y asistencia humanitaria. Específicamente, él condenó el hecho de que 5 mil soldados hubieran sido enviados al estado (cuyo 80% de su territorio se encuentra actualmente bajo el agua), mientras que en 1999 -cuando ocurrió la última inundación- 20 mil tropas fueron enviadas, a pesar de que las crisis era menos severa. ¿Por qué el gobierno federal no envió tropas a Tabasco? Porque ellos estaban dispersos por toda el área rural del país, fuera de sus cuarteles, en una persecución absurda para atrapar a los capos de la droga que el cínico presidente Calderón sabe que nunca van a encontrar, pues en muchos casos están protegidos por políticos y oficiales del ejército que supuestamente también están tras ellos.

El uso de soldados para el socorro en los desastres es un tema polémico, y se puede argumentar que nunca funcionaría realmente. Pero sin embargo, es el recurso humano más grande que tiene el Estado mexicano a su disposición inmediata, y esa mano de obra desgraciadamente esta siendo desperdiciada mientras los tabasqueños ahogan y pasan hambre. Socorristas están enfrentando el caos en Tabasco, agarrando niños aterrorizados de los techos de sus casas inundadas. Los recursos de las autoridades locales ya están siendo utilizados por encima de sus posibilidades, y están desesperados para que llegue ayuda. 15 mil pares de manos más salvarían muchas, muchas vidas. Pero en vez de hacer eso, los soldados que podrían estar allá están ocupados requisando las camionetas de indios pobres en los retenes de Chihuahua, mientras sus mandos retozan con los verdaderos narcotraficantes.

Es por eso que es correcto decir en vísperas del Día de Muertos – cuando los mexicanos a lo largo del país se preparan para honrar a los espíritus de sus familiares muertos – que el Plan México está dejando sus primeras víctimas.

Fueron destinados 1.4000 millones de dólares para el Plan México. Está es una cifra descomunal. ¿Es un ejercicio inútil pensar qué podrían hacer esos recursos, en los próximos meses, por los indígenas, los campesinos, los trabajadores del petróleo y el resto de los tabasqueños, quienes ahora han perdido el resto de lo poco que era suyo en sus vidas? La gente en los Estados Unidos contempló la misma situación cuando mercenarios de la corporación Blackwater desperdiciaron recursos que hubieran podido salvar vidas en Nueva Orleáns, después del Katrina. ¡Qué ejemplo más ilustrativo de la buena voluntad con que los actuales líderes mexicanos han dejado que Estados Unidos determine sus prioridades domésticas!

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