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El paisaje en Perú antes de la batalla

Los cocaleros peruanos y su primer gran congreso


Por Luis Gómez
Parte I de una serie sobre el estado de la guerra contra las drogas en Perú

27 de febrero 2004

Mientras en Perú califican a Alejandro Toledo como el presidente más impopular de América Latina (la aceptación a su gobierno alcanza apenas un siete por ciento), las nuevas fuerzas de la resistencia siguen dando frutos. Los cocaleros peruanos ha ido hasta la capital del país, se han reunido para discutir su estrategia de lucha y, con ello, han logrado sacudir el escenario político del país. Encabezados por Nancy Obregón, más de mil agricultores se hicieron presentes del jueves 19 al domingo 22 pasado en Lima y, comencemos por ahí, el primer resolutivo del que se escuchó fue el pedido de libertad inmediata para su máximo dirigente, Nelson Palomino, detenido el 21 de febrero del año pasado.


Nelson Palomino
Foto: CONPACCPER
Palomino, un ex periodista comunitario y dirigente campesino, fue acusado de apología del terrorismo y nexos con el narcotráfico. Sin embargo, como contaba Nancy Obregón en una entrevista con Narco News, en mayo del año pasado, más que otra cosa, la detención produjo “indignación” entre los cocaleros y que Palomino “cuenta con el respaldo mayoritario”. Obregón explicó entonces el origen de esa acción represiva: “Hoy estamos investigando a esas personas que supuestamente han sido secuestradas por Nelson Palomino; estas personas son financiadas por Care Perú, es decir, esto ya no es una artimaña del gobierno, sino un manejo interno de las ongs, que quieren desbaratar la Confederación Nacional de Productores de Hoja de Coca. No estamos en contra del desarrollo alternativo, pero sí en contra del mal manejo y uso que hacen del dinero internacional. Hay quienes sí apoyan y dan dinero para esto, pero no llega, se queda dentro de estos movimientos ilícitos, y eso fue lo que denunció Nelson Palomino”.

Esta historia, como podrán ver, queridos lectores, tiene una cola larga. En abril pasado, durante la marcha de diez mil cocaleros que tomó el centro de Lima para forzar el diálogo con el gobierno, la dirigente cocalera Elsa Malpartida lo explicó claramente: “Durante años hemos sido engañados. Hemos firmado hasta 13 actas que nunca han sido cumplidas. Ahora estamos decididos a lograr la plenitud de nuestros derechos”.

Por ello, antes de ir con los cocaleros a Lima, revisemos nomás unos cuantos hechos recientes…

El famoso informe del Departamento de Estado

El 17 de noviembre del año pasado, el Departamento de Estado gringo entregó lo que muchos consideran la base de toda interdicción, de todo abuso: el Estimado de Cultivos de Coca 2003 para Bolivia y Perú (disponible en inglés en http://usinfo.state.gov/gi/Archive/2003/Nov/19-555686.html). El informe se realiza cada año, según dicen los funcionarios estadounidenses, de acuerdo con las imágenes provistas por el satélite Landsat.

El del año pasado, “curiosamente”, fue el fundamento para el incremento de las acciones de erradicación en los Yungas, Bolivia, ya que según el documento el cultivo de coca creció en un 26 por ciento en esa región donde milenariamente se ha cultivado la hoja. En una entrevista publicada el 20 de noviembre de 2003 en el quincenal boliviano El Juguete Rabioso, el líder cocalero y diputado Dionicio Núñez dio su visión del asunto a este periodista: “Es una especie de orden del Departamento de Estado estadounidense a las autoridades bolivianas para que procedan a erradicar la coca”. Y de hecho, en esos días los cocaleros de Yungas sorprendieron a una patrulla de policías rurales “fabricando” una poza de maceración de droga en la zona, lo que generó un inmenso conflicto, con un saldo de varios campesinos heridos de bala…

¿En Perú? Bueno, el informe citado explica que hubo una “disminución neta del 15 por ciento en los cultivos de coca en 2003”. De acuerdo al gobierno estadounidense, los cultivos de la hoja sagrada en Perú bajaron de 36 mil hectáreas en 2002 a 31.150 en 2003. “No obstante”, continúa el documentito, “el cultivo en los valles Apurímac-Ene y Monzón —áreas de cultivo tradicional donde se pueden encontrar plantaciones en parcelas— permaneció estable. Estas áreas representan el 67 por ciento de la coca ilícita en el Perú”. ¿Áreas de cultivo tradicional? ¿Coca ilícita en ellas? Eso no fue claro, porque si hay áreas de cultivo tradicional, es decir, donde la coca se cultiva para usos como el mascado, las infusiones o los ritos ancestrales, pues simplemente no es posible hablar de coca ilícita. Queridos lectores: o alguien en la oficina de Colin Powell metió un autogol… o estos señores manipulan la información… ¿ustedes qué opinan?

Tal vez este mapita elaborado en 2001 por la oficina del zar antidrogas peruano, Nils Ericsson, pueda sernos de utilidad:


Devida-Perú

Como podrán observar, hay tres manchas verdes, que representan las zonas cocaleras peruanas. La segunda en tamaño corresponde al valle de Apurímac-Ene y la más pequeña de las tres, la que dice Cuzco, es por cierto otra área tradicional. La mayor de todas, ubicada en el centro de Perú, es la de Huallaga y otras regiones, entre las que se encuentra la cuenca cocalera de Monzón (en las partes de color verde oscuro). Siendo así las cosas, ¿cómo podrían estas dos zonas producir la mayor cantidad de coca solas? Uno de tantos misterios que habremos de resolver en otra ocasión…

Mientras, sigamos con el informe. Entre las repercusiones que tuvo, se encuentra la de la oficina del zar antidrogas de Perú, o Comisión Nacional para el Desarrollo y la Vida sin Drogas (Devida), presidida por el ya mentado Nils Ericsson. Al día siguente de aparecido el informe del Departamento de Estado, Devida informó en un comunicado que “Al 15 de noviembre las hectáreas erradicadas llegaron a 8.555 superando ampliamente el objetivo de las 8.000 hectáreas” para el año pasado. O sea, a 36 mil hectáreas que había en 2002 le quitamos 8.555 y quedan como 28 mil… pero ¿no que los gringos dijeron que eran 31.150? ¿Qué pasó?

Pues lo de siempre: dicen los “expertos” antidrogas de Estados Unidos que cada vez que se erradican cultivos de coca, donde sea, la gente comienza a cultivar en otras partes la hoja, con lo que la erradicación no sirve de mucho… así que las autoridades peruanas optaron por tomar varios caminos para demostrar su eficacia y su buena voluntad para cumplir su parte en la llamada “Guerra contra las drogas”... y todo por un informe de unas 320 palabras (eso sí, bien armadas)...

Acuerdos incumplidos y ongs tramposas

Pese a que todas las semanas se incauta droga en Perú, y a que estallan por doquier casos de narcotráfico (casi todos ligados a delincuentes de guante blanco, a las mafias), el gobierno peruano desató una ofensiva a fines del año pasado que tenía entre sus objetivos, por supuesto, a las organizaciones de campesinos cocaleros. El 21 de noviembre, en una operación denominada “Valle III-Fase II”, las huestes antinarcóticos entraron al valle de Apurímac-Ene durante cinco días, alcanzando la cifra récord de 66 laboratorios de droga destruidos, montones de precursores químicos incautados y un joven de 21 años arrestado… ¿a quién acusaron entonces de fomentar al narcotráfico?

Claro que sí, a los únicos que no cuentan con los recursos suficientes para comprar y transportar materiales de construcción o precursores químicos: a los cocaleros. Sin embargo, a nombre de los campesinos de la zona, la dirigente Marisela Guillén desmintió categóricamente al Ministerio de Gobierno: “Nosotros no tenemos que ver con el narcotráfico. Lo que defendemos es la planta de la coca”. Guillén afirmó además que “Queremos que toda esa plata que se invierte en la sustitución de cultivos y que viene del extranjero, se invierta directo en las chacras o parcelas de los campesinos que es su único medio de vida aquí”.

Las declaraciones de Guillén, hechas en entrevista el 7 de diciembre de 2003 con el diario Ojo, no fueron las únicas. La dirigente campesina también habló de los acuerdos más recientes entre los cocaleros y el gobierno de Alejandro Toledo, el narcotráfico y el rol de las ongs en el conflicto. A continuación les transcribimos algunas de las respuestas de Marisela Guillén:

Ojo: ¿Qué quieren entonces?

Marisela Guillén: Nosotros estamos de acuerdo con la reducción gradual y concertada de nuestros cocales, pero queremos que también nos dejen una mínima cantidad de sembríos.

Ojo: ¿Reconocen el Decreto Supremo 044 que se firmó en Palacio de Gobierno por una reducción gradual y concertada?

Marisela Guillén: Sí, por supuesto, pero el que no está cumpliendo es el gobierno y sus entidades respectivas.

Ojo: ¿Cómo así?

Marisela Guillén: Devida y Chemonic están obligando a erradicar a los cocaleros que tienen parcelas más chicas que les produce 2 ó 5 arrobas para sobrevivir, pero no se está haciendo nada con los que tienen grandes plantaciones. Además ofrecen a los agricultores 180 dólares para que erradiquen, pero una vez que eliminan sus plantaciones, les dan sólo un adelanto de 126 soles [poco menos de 49 dólares] nada más y no cumplen con las obras que prometen. Hay varios casos.

Ojo: ¿Harán lo mismo que con Care el anterior operador al que expulsaron del valle?

Marisela Guillén: Estamos dispuestos a hacerlo porque sólo sirven para utilizar el nombre del campesino y aprovecharse de eso.

Ojo: ¿No ha cambiado nada con el nuevo operador Chemonic?

Marisela Guillén: Es lo mismo que Care. Están haciendo el mismo trabajo, no ha cambiado nada. Lo que es peor están buscando el conflicto, están utilizando a los nativos (asháninkas) en el Ene para que erradiquen a los colonos de esa zona. Les han dado un par de carretillas y un pico para que erradiquen la coca de ellos. Además está incitando a la violencia queriendo enfrentar a los agricultores que han firmado el acuerdo de reduccion con los que no lo han hecho. Es indignante lo que está pasando.

Ojo: ¿La coca que producen sus afiliados no va al narcotráfico?

Marisela Guillén: Hay algunos cocaleros que todavía no son conscientes de lo se debe de hacer porque hay algunos compradores que llevan esa coca para el narcotráfico, pero también nos compran para llevar a la sierra para chacchar [así llaman al mascado tradicional en Perú].

Ojo: ¿Cuánto pagan Enaco [Empresa Nacional de la Coca] y el narcotráfico?

Marisela Guillén: Enaco paga 50 soles por arroba mientras que los otros entre 60 y 70 soles, pero hablando claro, tenemos 3 mercados, Enaco, los comerciantes que llevan a la sierra y el narcotráfico, pero los cocaleros no preguntan para quién es, sólo reciben la plata de quien mejor le paga. Queremos ponernos en línea para vender sólo a Enaco y cualquier campesino que caiga en el delito de narcotráfico, que sea sancionado duramente. Fepavrae [Federación de Productores del Valle del Río Apurímac-Ene] no los va a defender.

Ojo: ¿Están pensando en una nueva accion de fuerza?

Marisela Guillén: Estamos pensando otra vez marchar hacia Lima, hacernos ver en una marcha de sacrificio a la ciudad de Lima porque estamos siendo atropellados y el gobierno no está cumpliendo con el Decreto Supremo 044 que firmamos en Palacio.

¿Fue clara la compañera?, pregunta este reportero. Sí, lo fue. No solamente deja claras las necesidades de los cocaleros peruanos y explica cómo el gobierno de Toledo incumplió los acuerdos que se lograron con la marcha de abril de 2003, también sigue el recuento de porquerías de las ongs en Perú, que no solamente hicieron encarcerlar a Nelson Palomino, sino que hostigan y engañan a los cocaleros haciéndose complices de las políticas represivas en ese país.

Entonces, y ya que Marisela habla de irse a Lima… váyanse preparando, queridos lectores, porque el viaje es largo y se hace a pie (o, cuando más, en camiones de carga)... y en el camino al congreso todavía nos hemos de encontrar algunas sorpresas (llegadas por aire y por tierra). Este paisaje antes de la batalla apenas está tomando forma…

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