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Nuevo documento deja entrever más luz sobre supuesta corrupción en la DEA en Colombia

Los nombres de dos delatores en el “Memo Kent” son revelados; el ex Jefe de la DEA en Bogotá podría estar involucrado en el encubrimiento


Por Bill Conroy
Special to The Narco News Bulletin

16 de marzo 2006

Las revelaciones del enero pasado de supuestos actos de corrupción en Bogotá, Colombia, por la Agencia de Control Antidrogas (DEA) en un memorando escrito por un abogado del gobierno de los Estados Unidos, son cada vez más claras con la obtención de otro memorando en manos de Narco News.

El nuevo memorando junto a información revelada en otros documentos y a las fuentes de Narco News llevan a la luz pública las identidades de dos delatores de la DEA que se encuentran tras las acusaciones de corrupción citadas en el memo de Kent.

El documento recién descubierto desencadenó una investigación a gran escala cuyo objetivo era uno de esos delatores, el supervisor de grupo de la DEA en Miami. La investigación frenó con éxito los esfuerzos del supervisor para encontrar las supuestas conexiones entre los narcotraficantes y los agentes de la DEA en Colombia.

El 19 de diciembre de 2004, Thomas M. Kent, un abogado de la unidad de intervenciones telefónicas de la Sección de Narcóticos y Drogas Peligrosas (NDDS) del Departamento de Justicia, envió un memo a su jefe de sección. Las fuentes de dicho órgano de procuración de justicia le dijeron a Narco News que un considerable número de funcionarios de alto nivel de Justicia y la DEA recibieron copia de ese documento.

Kent reveló en el memo una serie de acusaciones por corrupción que se centraban en la oficina de la DEA en Bogotá. El texto afirma que los agentes de la DEA al frente de la guerra contra las drogas en Colombia se encuentran en las nóminas de los narcotraficantes involucrados en el lavado de dinero y son cómplices de asesinar a informantes que sabían demasiado sobre estas nefastas actividades.


Leo Arreguin revisa cultivos de coca durante su gestión como jefe de la DEA en Bogotá.
Foto: Hoy (Ecuador)
Kent asegurá concretamente que la Oficina de Responsabilidad Profesional (OPR, o el departamento de Asuntos Internos de la agencia) y ciertos individuos de la Oficina del Inspector General (OIG) en el Departamento de Justicia, han conspirado para ocultar las acusaciones de corrupción. De acuerdo a Kent estas oficinas –que se suponen sirven como vigilantes para investigar estos actos– sabotearon las investigaciones llevadas a cabo por los agentes de la DEA en Florida y por uno de los propios agentes de la OIG.

El nuevo memo y otros documentos obtenidos por Narco News le aportan más intrigas a las acusaciones de corrupción aparecidas en el memo Kent.

El autor del memo, escrito el año 2000, es Leo Arreguin, quien se desempeñaba como jefe de la oficina de la DEA en Bogotá.

El memo de Arreguin, dirigido al jefe de operaciones internacionales de la DEA, cuestiona la integridad de un informante bajo vigilancia del supervisor de la DEA en la oficina de campo en Miami. El supervisor de dicho grupo es David Tinsley, uno de los delatores mencionados en el memo de Kent.

El memo de Arreguin dio inicio a una investigación de asuntos internos en la agencia enfocándose en Tinsley y en uno de los agentes bajo su cargo, quien era responsable de vigilar al informante en el campo.

Sin embargo, de acuerdo al memo de Kent y a fuentes que hablaron con Narco News, Arreguin redactó el memorando meses después de que Tinsley reportara que los agentes de la DEA en Bogotá estaban bajo sospecha de ayudar a narcotraficantes. Dicho alegato es importante ya que el memo de Kent asegura que Tinsley fue amonestado después de haber reportado la sospechosa corrupción en la oficina de la DEA en Bogotá, bajo la supervisión de Arreguin.

Si Arreguin escribió este memo después de toparse con los cargos de corrupción contra Tinsley, entonces el documento y la investigación que siguieron pudo haber sido parte de una estrategia para callar y desacreditar a Tinsley, el principal protagonista del caso de acuerdo al memo Kent y a las fuentes de Narco News.

Acusaciones mutuas

A finales de la década de los noventas Tinsley fue asignado para supervisar una investigación sobre a una operación del narcotráfico colombiano. Los sospechosos en este análisis empezaron a cooperar con los agentes de Tinsley, “y comenzaron a hacer revelaciones sorprendentes respecto a los agentes de la DEA en Bogotá”, afirma el memo Kent.

“Alegaron que fueron asistidos en sus actividades de narcotráfico por los agentes [de la DEA en Bogotá]”, revela el memo. “En concreto, aseguran que los agentes les otorgaron información sobre investigaciones y otras actividades de procuración de justicia en Colombia. Los [sospechosos] pudieron proveer al grupo de la DEA en Florida [el grupo de Tinsley] con reportes confidenciales que obtuvieron de manos de los agentes en Bogotá (dichos documentos fueron entregados a la OPR y a la OIG)”.

El memo de Kent explica que después de reportar esta supuesta corrupción, “uno de los agentes denunciantes [Tinsley] recibió una suspensión administrativa poco tiempo después”.

De hecho, Tinsley fue suspendido de la DEA durante casi tres años, desde principios de 2000 hasta su expulsión en 2003, como resultado directo de la investigación iniciada en su contra por el memo de Arreguin y otras acusaciones emanadas de la oficina de la DEA en Bogotá.

Básicamente Arreguin afirmaba en su memo que un informante a cargo del supervisor Tinsley, llamado Baruch Vega, estaba extorsionando con dinero a los narcotraficantes colombianos al prometerles que, con la supuesta ayuda de agentes y fiscales federales corruptos, podría manipular sus casos y otorgarles condenas reducidas.

No obstante, es importante destacar que de acuerdo a las fuentes de Narco News, Vega estuvo involucrado en otro operativo aparte de la investigación por narcotráfico que originó las acusaciones de corrupción contra los agentes de la DEA en Bogotá.

Según afirman las fuentes, esto es clave ya que cualquier tipo de atención centrada en las acusaciones de Vega distraería los ojos de la investigación que relacionaba a los agentes de Bogotá con actos de corrupción. Es más, las fuentes aseguran que los cargos contra Vega sirvieron para descarrilar el caso al colocar a Tinsley a los agentes a su cargo bajo una nube de sospechas durante años.

No obstante, en el memo Arreguin expresa su preocupación por el esquema de extorsiones de Vega, que podría poner en riesgo otra operación encubierta de la DEA conocida como Operación Milenio, centrada también en traficantes colombianos.

Arreguin también trata de inocular a la oficina de la DEA en Bogotá contra los cargos de corrupción al señalar en su memo que la estrategia de Vega podría derivar en “falsas acusaciones de corrupción hechas en contra de mis agentes aquí en Bogotá”.

Otro memo fue escrito a menos de dos semanas del documento Arreguin. La OPR de la DEA redactó dicho documento, inspirada en los reportes entregados a la oficina de Bogotá. El nuevo texto tenía como propósito relacionar a los contactos policiales de Vega, incluido Tinsley, directamente en el plan de extorsiones.

El segundo memo:

El viernes 21 de enero de 2000, el Superviror de Grupo (GS) de la Oficina de Bogotá (DEA), Chris Feistle, los Agentes Especiales (SA) Nicholas Kolen y Paul Craine, se encontraron con dos abogados defensores de los Estados Unidos, un investigador privado también de Estados Unidos y un abogado defensor colombiano para discutir la posible cooperación de varios acusados y fugitivos en la investigación Operación Milenio, así como acusados en otras investigaciones conducidas por la Oficina de Bogotá.

Durante la reunión los abogados discutieron el hecho de que la Fuente Coadyuvante (CS) Baruch Vega, sigue teniendo relaciones con acusados ya sentenciados en la investigación Operación Milenio.

Uno de los abogados declaró que se reunió el martes 25 de enero de 2000, en Miami Florida, con Richard Skruggs, el Jefe de la Unidad de Corrupción Pública de la Oficina del Fiscal General. El litigante declaró que el propósito de su reunión fue aportar información sobre la posible corrupción de agentes de justicia y la participación del CS Vega en Miami. El abogado aseguró que la supuesta corrupción reportada al AUSA (Asistente del Fiscal General de los Estados Unidos) Skruggs podría ser fatal para el seguimiento de la Operación Milenio.

GS Feistl [actualmente agente asistente especial a cargo en la oficina de la DEA en Bogotá] le preguntó al abogado si lo que estaba reportando al AUSA Skruggs eran acusaciones de corrupción policial; el abogado declaró que le proveería al AUSA Skruggs más evidencias que lo ayudarían a corroborar estos cargos. El abogado no aportó más datos y pidió que su nombre fuera ser protegido por miedo a represalias en su contra.

En el caudal de memos y acusaciones se puso la maquinaria en acción y el supervisor de la DEA Tinsley y el agente a su cargo, Lawrence Castillo, quien trataba directamente con el informante Vega, se convirtieron en el objetivo de una investigación criminal del Departamento de Justicia, así como de una investigación interna lanzada por la OPR de la DEA.

Mientras tanto, de acuerdo a fuentes judiciales, el caso colombiano sobre el que trabajaba Tinsley –que dejó al descubierto la supuesta corrupción de la oficina de la DEA en Bogotá– fue descarrilado. Además, de acuerdo al memo de Kent, las investigaciones de la OIG y la OPR sobre dicha corrupción fueron desviadas y encubiertas.

Del memo de Kent:

Como se discutió en mi (anterior) memorando que data del 13 de diciembre de 2004, numerosas investigaciones, incluida Operación Quitanieves, identificaron a agentes corruptos dentro de la DEA. Como discutí con amplitud en mi memorando, el manejo de las investigaciones por la OPR respecto a las acusaciones ha sido puesto en entredicho y el investigador OIG que se encontraba activamente escudriñando dichos alegatos ha sido suspendido de la investigación. Como lo discutí en mi correo electrónico con fecha 17 de diciembre de 2004, deseo hablar directamente con la Sección de Integridad Pública [DDJ] porque quiero asegurarme de que estas acusaciones sean investigadas al máximo y de ser ciertas se actúe en consecuencia.

La buena fortuna se invierte

Hay un giro en esta historia que continúa desarrollándose y parece embonar perfectamente dentro de las acusaciones por encubrimiento levantadas por el memo de Kent.

La investigación judicial de Tinsley y Castillo no llegó a ningún lado y fue desechada rápidamente. En otras palabras, no había evidencia que revelara a Tinsley o a Castillo involucrados en alguna conducta delictiva, a pesar de los señalamientos hechos por la oficina de la DEA en Bogotá.

Sin embargo la OPR de la DEA siguió persiguiendo a Castillo y a Tinsley por medio de acusaciones sobre la violación de políticas internas de la agencia por el manejo del informante Vega.

Ambos agentes fueron suspendidos con goce de sueldo durante casi tres años, culminando con su cese de la DEA en 2003.

El siguiente es un extracto de una historia de Associated Press de junio 2004, que trata sobre la investigación de Castillo y Tinsley:

Los arrestos de 114 supuestos traficantes de drogas colombianos fueron atribuidos al informante de South Beach y fotógrafo de modas Baruch Vega, quien recibió entre seis y cien millones de dólares de los colombianos mientras les prometiía grandes tratos con un fiscal y agentes corruptos.

Los continuos análisis de la agencia y las cortes sobre los cargos de corrupción llegaron a la conclusión de que lo dicho por Vega no era más que una lucrativa tapadera, pero Tinsley y el subordinado Lawrence Castillo, un agente que trabajó en el campo con Vega, fueron despedidos.

Los dos agentes decidieron luchar para recuperar su empleo e interpusieron quejas en la Junta de Protección del Sistema de Méritos (MSPB), una corte administrativa que maneja casos de trabajadores federales, incluidos casos de supuestas represalias contra delatores.

En el caso de Tinsley, interpuso su denuncia por despido injustificado ante un juez de la MSPB quien, en junio de 2004, falló a su favor y ordenó a la DEA que lo reinstalara, además de bonificarle salarios caídos e intereses. Castillo llegó a un acuerdo con la DEA antes de la audiencia con la MSPB y también fue reinstalado como agente ese mismo año.

Ambos agentes continúan trabajando para la agencia en estos días.

Resultó que el plan de “extorsión” del narcotraficante Vega fue aparentemente permitido por el gobierno a niveles superiores al sueldo de Tinsley. De hecho, de acuerdo con una presentación en Powerpoint de la DEA obtenida por Narco News, anteriormente el FBI utilizó a Vega como informante y le permitió operar con la misma historia de la extorsión en un operativo conocido como “Gambit”.

En consecuencia la DEA fue obligada a reconocer sus errores y reinstaló de nuevo a Tinsley en su empleo.

Pero Vega, quien había trabajado previamente como informante para el FBI y la CIA, cometió un error al embolsarse el dinero del soborno que obtuvo con su estrategia, y no pagó los impuestos derivados por la recompensa. Irónicamente el acto fraudulento de engañar al IRS (Servicio de Recaudación Interna) le costó varios meses en la cárcel bajo el cargo de evasión fiscal.

De una historia del Miami Herald en 2004 sobre la sentencia de Vega:

Vega fue acusado en julio por el delito menor de omitir declarar una devolución de impuestos en 1998 cuando oficialmente recibió 239,000 dólares de ingresos. Dijo que parte de ese dinero incluía pagos que había recibido de los traficantes colombianos. El gobierno, afirma, ha incautado su penthouse en Miami Beach, la mayoría de su equipo fotográfico y 1.5 millones de dólares de sus cuentas bancarias. “Me dejaron sin nada, después de todo lo que hice por ellos”, comentó.

A pesar de haber sido exonerado de las acusaciones hechas en el memo de Arreguin, el daño estaba hecho. Los tres años de odisea de Tinsley facilitó el encubrimiento de la supuesta corrupción que involucraba a la oficina de la DEA en Bogotá, de acuerdo al memo Kent.

“Mientras el [Tinsley] estuvo fuera, agentes en Bogotá organizaron una reunión con uno de los informantes [que jugó un papel crítico al descubrir la presunta corrupción en la oficina de la DEA en Bogotá]”, afirma Kent en su memo. “Cuando el informante abandonaba esa reunión fue asesinado. Otros informantes han sido asesinados sin tener relación alguna con la investigación arriba detallada, pero también han trabajado con el grupo de la DEA en Florida. Cada asesinato ocurría cuando se les solicitaba a los informantes que se identificaran ante un agente en Bogotá.

Otro delator

Quizá Tinsley no sea el único agente de la DEA en Miami mencionado en el memo de Kent y que ha tenido un encuentro con Arreguin.

En un reciente artículo de El Nuevo Herald, un diario en español afiliado al Miami Herald saca a relucir la identidad de ese otro agente, Ed Fields, quien es el delator que protagonizó otras dos acusaciones por corrupción descritas por Kent.

Las fuentes de Narco News aseguran que los encuentros de Fields en la oficina de la DEA en Bogotá sucedieron meses antes de que Tinsley reportara sus sospechas sobre las operaciones de la agencia en ese país.

Sin embargo, Arreguin, tanto en el caso Fields como en el Tinsley, de acuerdo a su memo de enero de 2000 y en el reciente artículo del Nuevo Herald, asegura que actuó para proteger los intereses de la agencia en Colombia ante actividades potencialmente dañinas llevadas a cabo por los agentes de la DEA en Miami.

En uno de los casos donde Fields estaba involucrado, él y otros agentes de la DEA en Miami trabajaban para convencer a un testigo protegido, un importante narcotraficante encarcelado en Colombia. Este informante se había ofrecido a trabajar con los agentes de la DEA en Miami después de haber sido contactado por las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, el grupo insurgente de izquierda más grande de la guerra civil colombiana), interesadas en comprar equipo de comunicaciones. Fields fue asignado para sacar al informante de la cárcel para que pudiera ayudar a la DEA a organizar una operación encubierta, según afirman el memo de Kent y la historia del Nuevo Herald.

La reciente historia del Nuevo Herald revela que el informante convencido por la DEA en Miami era José Nelson Urrego, un importante protagonista del cartel “Norte del Valle”, una organización de narcotraficantes colombiana. Urrego podría ser considerado un gran conocedor tecnológico de una sofisticada red de comunicaciones utilizada por los traficantes para coordinar operaciones de trasiego y evadir la vigilancia gubernamental.

Un artículo publicado en 2002 por la revista Business 2.0 nos aporta más información sobre las habilidades de Urrego:

Los secretos tecnológicos de Cocaína S.A.

Los cárteles colombianos han gastado miles de millones de dólares para construir una de las infraestructuras más sofisticadas de tecnología informática. Les ha ayudado a introducir más droga que en el pasado.

…Arcángel Henao es el hombre a quienes las autoridades han acreditado como artífice del progreso tecnológico de los traficantes. De acuerdo a funcionarios de Estados Unidos y Colombia, Henao encabeza el cártel Norte del Valle, la organización más grande y temida que ha emergido del caos que reinó sobre el hampa colombiano después de que los cárteles de Medellín y de Cali fueron fracturados en la década de 1990 por los militares.

…El último análisis detallado de las operaciones técnicas de la organización fue dado en 1998 cuando un pequeño ejército de la policía colombiana arrestó al consultor tecnológico en jefe, [Jose] Nelson Urrego. Dicha detención llevó al descubrimiento de una compleja red de comunicaciones que le permitió a Urrego coordinar diferentes flotas de aviones y barcos del cártel Norte del Valle que introducían entre 10 y 15 toneladas de cocaína mensualmente.

El centro de comando de la red estaba escondido en una bodega modificada de Bogotá que contaba con una antena de transmisión alemana Rhode & Schwarz de 40 pies de alto, así como con 15 o 20 computadoras conectadas en red a servidores y a un pequeño mainframe. El mismo tipo de tecnología de punta encontrado en los centros de comunicación de un rancho de Urrego, en Medellín, un lugar de descanso en una isla y un escondite en Cali. Mensajes de voz y correo confiscados revelan que Urrego y sus asociados habían comprado recientemente casi 100,000 dólares en equipo Motorota, 12 estaciones de base, 16 estaciones móviles instaladas en camionetas y vehículos, 50 radio teléfonos y ocho repetidores que amplifican las señales a larga distancia.

Así que los agentes de la DEA en Miami tenían interés por usar a Urrego para tenderle una trampa a las FARC y esto tiene sentido a la luz de sus antecedentes y conexiones. Fields y sus compañeros agentes de la DEA tenían interés por trabajar con Urrego en la operación de los equipos de comunicación ya que le daría a los agentes detalles exclusivos sobre la supuesta conexión de las FARC con los narcotraficantes, según el Nuevo Herald.

No obstante al final dichos esfuerzos fracasaron, según afirma el memo de Kent, a pesar de varios intentos por mantener a Urrego como informante, aún con la colaboración de la oficina de la DEA en Bogotá para asegurar su liberación de la cárcel.

Entre una de las razones del fracaso, Arreguin le dijo al Nuevo Herald que los agentes de la DEA en Miami habían investigado la conexión de Urrego sin coordinarse con la oficina de la DEA en Bogotá o con el gobierno colombiano.

Pero el memo Kent retrata una imagen radicalmente distinta al indicar que Fields y los agentes de Miami trabajaron estrechamente con los agentes de la DEA en Bogotá para tratar de convencer a Urrego, aunque algunos agentes en Bogotá se esforzaron por hacer fracasar esas iniciativas al punto de acusar a Urrego de ser pederasta sin sustentar con evidencias las acusaciones.

Arreguin le dijo al Nuevo Herald que terminó involucrándose en el asunto de Urrego por respeto al gobierno colombiano. Aunque dos funcionarios del gobierno de Colombia que, de acuerdo a Arreguin, ventilaron sus preocupaciones sobre la operación no parecieron recordar los detalles del caso Urergo cuando el Herald habló con ellos.

Estos individuos eran Alfonso Gómez Méndez, en aquél entonces fiscal general de Colombia y Rosso José Serrano, entonces director general de la Policía Nacional Colombiana y actualmente embajador de Colombia en Austria.

Cuando fue entrevistado por el Nuevo Herald, Gómez Méndez dijo que no podía recordar con precisión el papel del gobierno colombiano al oponerse a los esfuerzos de los agentes de la DEA en Miami para reclutar a Urrego como informante, aunque sospechaba que dicha oposición probablemente estaría relacionada con la protección de la soberanía de Colombia. Serrano le dijo al periódico que ni siquiera recordaba el caso.

Esto parece un poco extraño, teniendo en cuenta que ambos hombres deben conocer el caso de Urrego y su pasada participación en la política colombiana.

Urrego llegó a ser un nombre bien conocido dentro de los círculos políticos en Colombia en la mitad de los noventas cuando fue relacionado con una supuesta canalización de dinero del narcotráfico a la campaña presidencial de Ernesto Samper. Samper sobrevivió al escándalo y fungió como presidente de Colombia hasta agosto de 1998. De hecho, el fiscal general de Colombia que hizo la acusación contra Samper fue reemplazado por Gómez Méndez, un amigo de Samper, según reportes del Nuevo Herald.

Entonces, si el gobierno colombiano encabezaba los esfuerzos de Gómez Méndez para tratar de evitar que Fields hiciera a Urrego su informante, los cálculos políticos se vuelven bastante intrincados.

Urrego no solo estaba en la posición de revelar detalles íntimos sobre la operación de los narcotraficantes colombianos, incluyendo algunos vínculos que pudieron tener con los supuestos agentes corruptos de la DEA en Colombia, sino que también fue posible que destaparan una coladera relacionada con el narco-financiamiento de candidatos políticos colombianos.

En todos los casos, de acuerdo al memo de Kent, los esfuerzos de Fields y sus compañeros agentes de la DEA en Miami para proteger a Urrego como informante llegaron a un final abrupto cuando alguien envió un documento a Urrego que contenía información confidencial de la DEA que revelaba su cooperación con la agencia. Quien sea que enviara este documento pretendía amenazar su vida, ya que ser señalado colaborador de la DEA en el hampa de las drogas puede convertirse en una sentencia de muerte.

Según el memo Kent los agentes de la DEA en Florida investigaron más a fondo la fuente que filtró la información y siguió su rastro hasta otros informantes de la DEA. Los agentes de Florida intervinieron las llamadas y grabaron conversaciones entre sus propios informantes y otros informantes de la DEA relacionados con la filtración del documento. Estas grabaciones revelaron que un narcotraficante había obtenido la información interna de la DEA que fue usada para poner al descubierto a Urrego.

“Esa persona [el narcotraficante que obtuvo los secretos de la DEA] es también un informante de la DEA”, asegura el memo Kent, “y se cree que era controlado por la oficina de Bogotá [de la DEA]. Entre otras cosas se alega que el informante [el narcotraficante] tenía a varios agentes en una nómina y le proveían información clasificada. Se pensaba que los agentes trabajaban en Colombia y en Washington, D.C.”

El paradero actual de Urrego se desconoce, según señala en Nuevo Herald.

(Además de revelar el engaño de la operación de las FARC, Kent asegura en su memo que uno de los agentes corruptos de Bogotá fue detectado en una intervención telefónica de 2004 en donde discutía actividades criminales relacionadas con el enorme grupo paramilitar de derecha conocido como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El grupo ha sido ampliamente conocido por su relación con el narcotráfico y el tráfico de armas en las más altas cúpulas. Trabajando cercanamente con varios sectores del ejercito colombiana, ha manejado escuadrones de la muerte responsables de asesinar a miles de colombianos.)

Duplicidad acrílica

Fields también es uno de los agentes de la DEA mencionados (más no de nombre) en el memo de Kent como el delator que reportó la sospechada corrupción en otro caso en donde estaba involucrada la oficina de la DEA en Bogotá.

Al investigar una operación de narcotráfico colombiana, los informantes revelaron a los agentes de Florida que este cártel de drogas había desarrollado un método ingenioso para introducir cocaína hacia los Estados Unidos.

“Específicamente los narcotraficantes en Colombia mezclaron material acrílico con cocaína y luego lo moldearon en un buen número de bienes comerciales”, declara Kent en su memo. “El acrílico era enviado a los Estados Unidos y a Europa donde, al procesarlo, la cocaína era extraída del acrílico”.

Los informantes que trabajaban con los agentes de Florida enviaron muestras de la cocaína mezclada con el acrílico a la DEA, pero los químicos de la agencia no pudieron encontrar la manera de extraer la droga. Entonces los agentes de Florida decidieron enviar a los informantes a los Estados Unidos con una muestra del acrílico para que pudieran guiar a los químicos de la DEA a través del proceso de extracción.

“Los agentes contactaron a la oficina [de la DEA] en Bogotá para discutir el viaje de los informantes y su envío de cocaína fundida con el acrílico desde Colombia”, escribe Kent. “Se les aconsejó que la mejor táctica para los informantes era que llevaran la droga ellos mismos”.

Pero cuando los informantes llegaron al aeropuerto para partir hacia Estados Unidos fueron arrestados. Resulta que un agente de la DEA en Bogotá le dijo a funcionarios colombianos que “los encerraran [a los informantes] y tiraran la llave”, según Kent. El agente de Bogotá aseguró que no tenía idea de que los agentes de Florida hayan dado permiso a los informantes para transportar la cocaína.

“Sus mentiras fueron apoyadas por otro agente en Bogotá” dice Kent en su memo. “Los informantes fueron encarcelados durante nueve meses mientras las acusaciones iban y venían. Una vez que se demostró que los agentes en Bogotá estaban mintiendo, los informantes fueron liberados. Uno de ellos fue secuestrado y asesinado en Bogotá, donde se escondía”.

Fields accedió a someterse a la prueba del polígrafo para probar que decía la verdad y como muestra para respaldar las acusaciones de haber sido traicionado por los agentes en Bogotá.

“El (Fields) se sometió a la prueba del polígrafo y la pasó”, asegura Kent en su memo. “Un representante del Departamento de Justicia analizó las acusaciones y determinó que el agente (Fields) había dicho la verdad sobre los dos agentes corruptos de Bogotá que habían mentido todo el tiempo a los gobiernos de Estados Unidos y Colombia.

Más cabos sueltos

De acuerdo al memo de Kent, tanto él como Tinsley fueron puestos como objetivos de represalias como venganza por los casos de Urrego y el acrílico. “Uno de los agentes [Fields] que reportó la corrupción se vio envuelto en varias investigaciones de la OPR”, revela el memo Kent.

Fields, quien hace poco se retiró de la DEA, tiene actualmente un caso pendiente en la Corte de Apelaciones del Circuito Federal en Washington D.C. El caso se desprendió de la queja que interpuso un informante sobre un castigo de la DEA en su contra, en parte por sus esfuerzos por hacer públicas las supuestas actividades de corrupción en la oficina de la DEA en Bogotá.

Fields y Tinsley, junto a Kent, se han mantenido lejos de los reflectores y no han hablado con los medios de comunicación en la víspera de la publicidad recibida por el memo de Kent.

Sin embargo la DEA, que forma parte del Departamento de Justicia, se está enfrentando a los medios a pesar de que su versión del memo de Kent es un poco confusa.

La agencia publicó un comunicado de prensa el 13 de enero justo cuando Narco News publicó el artículo inicial sobre el memo Kent. En algunos fragmentos la declaración dice:

…Los alegatos reportados en The Narco News Bulletin son extremadamente serios. La Oficina de Responsabilidad Profesional de la DEA está investigando las acusaciones que se han hecho. La DEA continuará asegurando la justa e imparcial impartición de justicia y mantendrá la integridad y reputación de nuestra destacada fuerza de trabajo.

Garrison K. Courtney
Relaciones Públicas de la DEA.

Casi nueve días después de ese primer comunicado de prensa sobre el memo Kent, la DEA emitió otro comunicado que apareció en la sección de cartas al editor en la publicación del día 22 de enero de la revista colombiana Semana. La publicación colombiana cubrió la historia exclusiva de Narco News sobre el memo Kent con un artículo propio una semana después, sin otorgar créditos a nuestro medio.

Cuando Narco News conctactó a la DEA la semana pasada para buscar nuevas revelaciones sobre el estado de la investigación por las acusaciones del memo de Kent, el vocero de la DEA Courtney respondió enviando la misma declaración que apareció con su nombre en Semana.

De la nueva declaración de la DEA:

…las acusaciones hechas en el memorando de Kent relacionadas con la Administración para Control de Drogas (DEA) se revisaron en 2004, cuando la DEA recibió notificación de presunta mala conducta, y se volvieron a revisar tras la publicación de las mismas infundadas acusaciones en el ‘Narco News Bulletin’. Estas investigaciones fueron realizadas con la mayor imparcialidad, independencia y profesionalismo por la Oficina de Responsabilidad Profesional de la DEA, nuestros investigadores internos y la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia. En ningún momento durante esas revisiones se halló evidencia alguna que sustentara las acusaciones.

Entonces en menos de nueve días, ante los ojos de la DEA, los alegatos de corrupción revelados en el memo Kent, pasaron de ser “extremadamente serios” a “infundados”.

Narco News contactó a la Oficina del Inspector General para verificar las afirmaciones de la agencia que aparecieron en el segundo boletín de prensa. Cynthia Schneder, vocera de la OIG el Departamento de Justicia, respondió únicamente “sin comentarios”.

Pero hay aún mucho misterio sobre la respuesta de “sin comentarios” de la OIG y el veloz giro, después de nueve días, de la investigación de la DEA sobre las acusaciones de la gran corrupción en su oficina de Colombia.

Sandalio González se mantenía en uno de los puestos de liderazgo dentro de la división de campo de la DEA en Miami cuando salieron a la luz las primeras denuncias de corrupción. Ya ha declarado públicamente que los informantes involucrados en las acusaciones de corrupción del memo Kent no han sido entrevistados por la OIG o por la OPR desde que Kent redactó su informe en diciembre de 2004.

Eso significa que los supuestos “análisis” que según Courtney fueron llevados a cabo, uno después de la publicación del memo Kent en 2004 y otro desde que Narco News publicó el reportaje inicial el 9 de enero, ocurrieron sin que la OIG y la OPR hablaran con los testigos claves de la investigación.

Esto también implica su deseo de convencernos de que los mismos agentes acusados por desviar la investigación que antecedió al memo Kent sobre la supuesta corrupción de la DEA en Bogotá (la OPR y la OIG forman parte del Departamento de Justicia), retomaron las investigaciones post Kent con “la mayor imparcialidad, independencia y profesionalismo”.

Narco News habló por teléfono al anterior líder de la DEA en Bogotá, Arreguin, para ver si podía aclararnos algunos de los giros y enredos de esta confusa cadena de sucesos.

Arreguin se retiró de la DEA en 2003 y ahora trabaja como director del programa High Intensity Drug Trafficking Areas (HIDTA) en Lake County, Indiana. HIDTA, que opera oficinas en todos los Estados Unidos, es administrada por la National Drug Control Policy Office en estrecha cooperación con la DEA. Y entre sus tareas se encuentra el reducir el tráfico de drogas en áreas clave dentro de los Estados Unidos.

Narco News contactó a Arreguin para ver, entre otras cosas, si estaba informado de que el agente de la DEA Tinsley reportó a sus superiores en 1999 la supuesta corrupción en la oficina de operaciones en Bogotá. Narco News deseaba preguntarle específicamente a Arreguin si estaba al tanto del reporte de Tinsley antes de escribir el memo de 2000 que derivó en la suspensión de Tinsley y la posterior pesadilla de tres años para limpiar su nombre.

En su memo Kent y otras fuentes aseguran que tanto Tinsley como Fields se convirtieron en objeto de represalias precisamente porque revelaron la supuesta corrupción en la DEA de Bogotá.

Desgraciadamente Arreguin se negó a conversar con Narco News.. Aunque uno de sus trabajadores sugirió que “contactáramos al Departamento de Justicia”.

Sigan al tanto…

(Publicado en inglés el 22 de febrero de 2006)

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