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Los indígenas de Ecuador juran oponerse al Plan Colombia

El espectro de otro levantamiento acecha al Presidente Gutiérrez, dicen líderes populares en un foro en la ciudad de México


Por Dan Feder
Especial para The Narco News Bulletin

14 de octubre 2003

Ciudad de México: Líderes del masivo movimiento indígena de Ecuador, que hace dos meses rompieron la coalición de gobierno del Presidente Lucio Gutiérrez, vinieron a la ciudad de México la semana pasada para explicar la crisis en su país y elevaron el espectro de otro levantamiento indígena del tipo que derrocó al anterior régimen en 1999.


Don Miguel Lluco
Foto: D.R. 2002 por Linsey McGoey, Narco News
Con la ruptura, Gutiérrez ha perdido efectivamente su mandato popular. Fue solamente al aliarse con los indígenas que el ex coronel pudo contar con bases populares de apoyo durante su campaña, y esas bases están ahora aliadas en su contra. Esto fue claro de las palabras de Leonidas Iza, líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que representa al 85 por ciento de los grupos indígenas del país, y de las de Miguel Lluco, ex coordinador nacional del Movimiento Pachakutik, quien expresó su ahora formal oposición al gobierno ecuatoriano en un foro patrocinado por varias universidades en la ciudad de México.

Apenas tres días antes de que los líderes hablaran en México, el Movimiento Pachakutik tuvo su tercer congreso nacional. Los miembros de la Conaie y otros movimientos sociales, que utilizan a la organización como su voz ante el gobierno, controlan Pachakutik democráticamente. Los 650 delegados al congreso, informó Iza, votaron por hacer una total oposición al gobierno de Gutiérrez y sus políticas como una postura política oficial.

El voto puede probar se no solamente una seria amenaza para el gobierno de Gutiérrez sino también para la “guerra contra las drogas” impuesta por Estados Unidos en la región.

Como informó Narco News en agosto pasado, el Pachakutik dejó la coalición luego de que Gutiérrez lanzó muchas políticas neoliberales, comenzando negociaciones secretas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y también coqueteando con el rico y derechista Partido Social Cristiano. Como sea, Iza y Lluco dicen ahora que la ruptura de Gutiérrez de su promesa de campaña de limitar la actividad en la base aéra estadounidense en Manta, Ecuador, y la relacionada venta del gobierno en el tema del Plan Colombia, la multimillonaria intervención militar de Washington en los asunto del país vecino a Ecuador, fueron razones clave para su nueva oposición.

La base militar estadounidense en Manta, supuestamente una pista de lanzamiento para operaciones antidroga, fue un tema contensioso en las elecciones pasadas. El ex presidente Jamil Mahuad firmó un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos permitiéndo el uso de esa base. Pero Mahuad fue derrocado pronto, luego de un levantamiento indígena apoyado por Gutiérrez, entonces coronel del ejército, y otros oficiales disidentes. Muchos esperaban que el Presidente Gutiérrez renegara de esta oferta, pero al final la sostuvo, garantizando la presencia estadounidense por al menos la próxima década.

“Bueno, nosotros hemos dicho que la base de Manta es inconstitucional”, dijo Iza, “porque [el Presidente Mahuad] ni siquiera consultó al Congreso Nacional… No puede ser que este base, a pretextos de cobatir el narcotráfico ahí a lo mejor posiblemente posteriormente puede ser una base de Manta para una guerra, para controlar todo el continente. Es estratégica. Nosotros vamos a seguir exigendo una política distinta, de más soberanía nacional. Es lo que tenemos que defender”.

En su reciente congreso, el Movimiento Pachakutik también eligió un nuevo coordinador nacional para remplazar a Lluco —Gilberto Talahua, un líder de la Conaie que se ha opuesto largamente a la base de Manta. Luego de la ruptura con el gobierno en agosto, Narco News reportó que Talahua fue uno de los primeros en decirle al mundo que el movimiento social en su conjunto estaba ahora “en oposición al gobierno en lo social, lo político y lo económico”. En la misma declaración, Talahua mencionó la posibilidad de “movilizaciones o inclusive un levantamiento indígena”.

De acuerdo a Lluco, el movimiento indígena tiene dos grandes objeciones al Plan Colombia. Primero, creen que está siendo usado como pretexto para involucrar a otros países en la complicada guerra civil en Colombia. Y segundo, dicen que las fumigaciones químicas de cultivos de coca y opio —la pieza central de la estrategia antidrogas del Plan Colombia— causa sufrimiento entre los campesinos predominantemente indígenas cerca de la frontera con ese país. Ecuador tiene frontera con la provincia de Putumayo, la principal zona productora de coca en Colombia.

“Nosotros estamos preocupados por el involucramiento del Ecuador” en el conflicto en Colombia, dijo Lluco. Estamos haciendo una campaña en la que exigimos que no se meta más el gobierno de los Estados Unidos, y que se compremeta el gobierno de Colombia a llevar adelandte una salida política.

“Siempre, los que están en nuestras organizaciones, en nuestro movimiento, siempre existe una oposicion frente a ese problema”, dijo. Especialmente en las regiones cercanas a la frontera con Colombia, “son los alcaldes, los prefectos, los diputados, los dirigente. Es el mismo mensaje porque es una propuesta global. Entonces, eso es la actidud de los diputados [de Pachakutik]”.

Tanto la Conaie como el Pachakutik han demandado una completa investigación del gobierno sobre los efectos de las fumigaciones en la salud y en la tierra, y han recién logrado su primera victoria en ese frente. Dos días después de la charla de Iza y Lluco en la ciudad de México, el gobierno colombiano anunció que pararía temporalmente las fumigaciones, en Putumayo y otras regiones, mientras un equipo binacional de científicos e investigadores estudia su impacto entre la gente.

“A diez kilometros de la frontera debían fumigar”, dijo Iza. “Pero muchas veses inclusive sobrevuelan en teritorios ecuatorianos los aviones norteamericanos y los aviones colombianos. Entonces, eso para nosotros nos parece perverso porque nos quiere decir que están violando la soberanía nacional. Y por otro lado todos los efectos causados por toda esta perversa fumigación que han hecho, y que el presidente Lucio Gutiérrez definativamente no ha hecho casi nada para defender… digamos estos territorios, para defender las causas, los efectos que han puesto en peligro la humanidad y también al medioambiente, a la biodiversidad: la contaminación del agua, las enfermedades de los niños y las personas adultas también, que por eso han tenido inclusive abandonar los terrirorios”.

Estados Unidos y Colombia insisten en que el glifosato, el químico utilizado para fumigar los cultivos de cosa, no es dañino para la gente. El glifosato se usa para el herbicida RoundUp de Monsanto, el más popular herbicida del mundo. Sin embargo, campesinos con tierras cerca de las áreas fumigadas han informado largamente de enfermedades, especialmente entre los niños, luego de la aspersión. La mezcla especial del glifosato usado en Colombia no ha sido probada como el comercial RoundUp, y es aspersada desde aviones que vuelan mucho más alto que los tradicionales fumigadores de cultivos. Muchos campesinos ecuatorianos y colombianos dicen que esto hace que el químico se mezcle en sus campos y fuentes de agua.

El evento en la ciudad de México fue uno de una serie sobre el movimiento de resistencia indígena organizada por Fabiola Escarzaga, una socióloga de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde tuvo lugar, y Raquel Gutiérrez, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), columnista del popular diario La Jornada y profesora de la Escuela de Narco News de Periodismo Auténtico. Iza y Lluco iban a asistir a un evento anterior en mayo pasado, donde líderes indígenas y sociales de muchos países latinoamericanos discutieron los temas comunes que encaran. El arrollador consenso de ese evento fue que los movimientos de todo el continente deberían organizarse a una escala más internacional. Los dos ecuatorianos se disculparon profusamente por no haber estado ahí, y explicaron que estaban lidiando con una crisis interna en su país —la crisis que llevaría eventualmente a su salida del gobierno.

Como muchos participantes del foro de mayo, ambos dirigentes hablaron acerca de la necesidad de una unidad indígena en América Latina. La experiencia de Pachakutik en el gobierno de Gutiérrez, dijo Iza, mostró que los indígenas deben mirar más allá de sus fronteras nacionales para tener poder real. En Ecuador, los indígenas son más de la tercera parte de la población. “Aquí en México, son solamente el 10 por ciento”, dijo. “Siempre seremos minorías, fuera del poder, en nuestros propios países. Debemos unirnos para hacer cambios reales”.

Los recientes eventos a lo largo de la frontera colombiana pueden dar un atisbo de esta unidad. Campesinos de la provincia de Putumayo tenían poco éxito en su propio país para detener la aspersión química. Son una minoría con poco poder político, amenazada con la violencia de parte de los terratenientes y paramilitares. Sin embargo, ahora que el tema puede causar problemas en las relaciones entre Colombia y su vecino Ecuador, debido más que nada a los grupos de activistas como la Conaie y Pachakutik, el gobierno ha aceptado parar y estudiar el tema.

Los líderes del movimiento comienzan ahora a planear el futuro. Durante el año pasado, el gobierno ha intentado usar su alianza con Pachakutik para crear divisiones dentro del movimiento. El mes pasado, un importante diario ecuatoriano afirmó que las tensiones habían crecido entre la Conaie y Pachakutik durante el proceso de ruptura. La elección de un líder veterano y radical de la Conaie como nuevo coordinador nacional de Pachakutik fue una señal de que estos intentos fracasaron.

Pero el movimiento indígena ha demostrado… la unidad”, dijo Iza. “Porque el gobierno incluso a tratado a dividir. Ha tratado de romperla”.

En las próximas elecciones nacionales, en 2006, Pachakutik no formará más coaliciones con partidos tradicionales. Ningún candidato presidencial, dicen Iza y Lluco, estará por su lado. Y con una de las más activas bases populares en América Latina, un gran levantamiento es todavía una posibilidad.

“Nosotros encabezamos grandes movilizaciones”, dijo Iza. “No sabemos hacer una marcha de un día o de dos días. Nosotros hemos tenido que soportar nuestros treinta días de estar en las calles, de estar en las plazas”. Sin embargo, dijo, los indígenas, campesinos, estudiantes y trabajadores pueden derrocar cuantos presidentes quieran; siempre habrá otro para tomar su lugar. Algo más fundamental tiene que cambiar entonces.

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